Waili Tatiana Gamboa
Martínez.
En las primeras décadas del siglo XX China había sido
reducida a uno de los países económicamente atrasados más pobres del mundo. Una
combinación de decadencia interna y agresión del exterior provocó su
empobrecimiento. La crisis creada por el estancamiento de la tradicional
economía agraria, que venía deteriorándose desde el siglo XVIII, se complicó en
el siglo XIX por la agresión imperialista occidental. A su vez, el imperialismo
extranjero saqueó en gran escala al país y comenzó su desmembramiento
territorial.
Aparece entonces, un nuevo gobierno chino
que siguió pronto el modelo estalinista. El Partido Comunista Chino concentró
todo el poder en el Partido, dirigido por Mao Zedong, quien ejerció el liderazgo en el país.
Mao Zedong comenzó su carrera
política como un intelectual de los centros urbanos y adhirió al mensaje
marxista de que el recién formado Partido Comunista Chino, el cual debía ser el
partido del proletariado. Esta nueva interpretación generó una nueva
interpretación de la relación entre la ciudad y el campo. “Consideraba al capitalismo como un fenómeno extranjero, y en ningún
sentido la precondición del socialismo. Rechazaba la idea marxista sobre el
capitalismo naciendo así sus interpretaciones sobre “las ventajas del atraso”.
No compartía “copiar” las ideas de los países desarrollados, sino que proponía
diseñar su propia tecnología desde su principio. Pero lo que si hallaba
importante, era hallar virtudes morales y revolucionarias especiales,
intrínsecas en el atraso mismo”.[1]
La definición del maoísmo se
interpreta por sus desviaciones de la teoría marxista. La principal es que el maoísmo
no identifica al proletariado como la verdadera clase revolucionaria, sino al
campesinado.
Mao enfatizaba que el desenlace
histórico es principalmente estimulado por los factores subjetivos: la
conciencia, los valores morales, y la voluntad del pueblo. De aquí derivaba la
obsesión maoísta por el pensamiento correcto y la remodelación ideológica, y la
creencia en que “lo subjetivo crea lo objetivo”, que fue impuesta como una
ortodoxia maoísta en los años posrevolucionarios.[2]
Cuando los comunistas chinos se dirigían a la victoria
en la década de 1940 su política y acciones eran crecientemente guiadas por la
teoría de la "Nueva Democracia", planteada por Mao Zedong en 1940. La
"Nueva Democracia" era la versión maoísta del concepto marxista-leninista
de una revolución democrático-burguesa, o más precisamente, la fase burguesa de
un proceso revolucionario presidido por el Partido Comunista Chino. La "Nueva Democracia” ayudó a movilizar un amplio
sentimiento nacionalista tras la resistencia dirigida por los comunistas a la
invasión japonesa.[3]
La teoría de la "Nueva Democracia" expresó
una visión posrevolucionaria de una prolongada etapa revolucionaria burguesa en
la que el políticamente dominante Partido Comunista, en alianza con distintas
clases y partidos burgueses, presidiría sobre una "economía mixta" en
la que coexistirían el estado y las empresas de propiedad privada, se sugería
que esa economía parcialmente capitalista continuaría hasta que las fuerzas
productivas fueran suficientemente desarrolladas para permitir una transición
gradual al socialismo.
En retrospectiva, parecería que “…las políticas asociadas con la teoría de la Nueva Democracia ofrecían
la mejor esperanza para conquistar eventualmente una sociedad socialista en un
país económicamente atrasado”[4].
En la primera década del gobierno maoísta, China logró
la unidad nacional genuina por primera vez en su historia moderna. El país se
liberó del de un siglo de sometimiento
imperialista extranjero y ganó una completa independencia nacional. La
centralización política promovió un mercado nacional y la construcción de una
infraestructura moderna. La reforma agraria “destruyó
un sistema agrario precapitalista y una clase propietaria parasitaria,
permitiendo usar el excedente agrícola para financiar un programa de
industrialización patrocinado por el estado”.[5]
La gran reforma social de los inicios
de la China Popular fue la Ley del Matrimonio de 1950, “con ella se ponía fin a la familia feudal y se establecía la igualdad
de la mujer y el hombre”.[6] Fue, sin
duda, una de las grandes aportaciones de la revolución maoísta al país.
En 1958, el líder chino
inició una nueva campaña: el “Gran Salto Adelante”. Hasta entonces, se había
logrado evitar en China los excesos cometidos por el régimen estalinista en la
URSS al imponer la colectivización agraria y la nacionalización de la economía
urbana. Sin embargo, el “Gran Salto Adelante” consistió en un experimento para
lograr la industrialización y el bienestar comunista en unos pocos años que fue
todo un fracaso.
“El fracaso del “Gran Salto Adelante” hizo que Mao fuera relegado a un papel secundario y dirigentes más moderados, como
Liu Shaoqi y Zhou Enlai, pasaran a dirigir el país en 1961”.[7] En esos momentos se había consumado un cisma en la dirección del
partido comunista. Por un lado, los moderados que buscaban un cambio social
gradual y desarrollo económico; por otro, los radicales, encabezados por Mao, que querían continuar aplicando
drásticos cambios utópicos en la sociedad china. Para Mao, muchos miembros del PCCh habían
perdido su espíritu revolucionario.
Así, Mao volvió a cobrar protagonismo lanzando
una nueva campaña de agitación. “…con el
apoyo del ejército, liderado por Lin Biao, la campaña se dirigió contra la
burocracia del partido, acusada de “revisionista”, y, muy especialmente, contra
los intelectuales, a los que se tildaba de individualistas y aburguesados.
Millones de jóvenes siguieron la llamada de Mao y se agruparon en los “Guardias Rojos”[8]. Su única ideología era el “Libro Rojo de Mao”, un libro publicado en 1964 que
resumía las ideas del líder.
En noviembre de 1965 se iniciaba
la “Gran Revolución Cultural Proletaria” (1966-1969) que es vista por muchos
como el evento que llevó al país al borde del colapso.
“La “Revolución Cultural” terminó
llevando a zonas del país a la anarquía. Mao se vio finalmente forzado a recurrir al ejército y reimponer el orden.
El gran objetivo de esta gran algarada social se había cumplido: los moderados,
que amenazaban el poder de Mao, habían sido marginados, y, a la
vez, se había evitado que la población criticara las múltiples disfunciones
económicas y sociales que sufría el país.
De la “Revolución
Cultural” surgió una China debilitada en el plano económico. Durante el período
revolucionario, la dirigencia comunista pudo evitar que la economía china se
colapsase como consecuencia del convulso panorama político, pero no logró que
pasase sin consecuencias de corto y de largo plazo negativas para el
crecimiento. Entre las primeras, cabe destacar el estancamiento económico
durante la segunda mitad de la década de los sesenta. Particularmente
perjudicial a largo plazo fue la pérdida de capital humano debida a la persecución
de académicos, intelectuales, directivos, profesionales, etc. y a la
paralización del sistema educativo[9]”.
“El caos de la
Revolución Cultural (que en gran medida surgió de las tensiones políticas
creadas por el Gran Salto) fueron los resultados de una ideología a la que a
veces llaman el "maoísmo tardío". El "maoísmo tardío"
(1958-1976) fue una doctrina que revivió el maoísmo de los años
revolucionarios, particularmente aquellos rasgos del pensamiento de Mao que más
radicalmente se apartaron de la tradición marxista. Primero, era una ideología
que rechazaba al capitalismo simplemente como malvado, muy al estilo de los
socialistas utópicos del siglo XIX, pasando por alto la convicción marxiana de
que el capitalismo era una etapa progresiva en el desarrollo histórico en un
país económicamente atrasado, una noción implícita en el ahora abandonado
concepto de la Nueva Democracia.”[10]
En el largo plazo, estos movimientos
fracasados sirvieron para desacreditar la misma idea de socialismo en las
mentes de muchos chinos, y por consiguiente contribuyeron a abrir el camino
para el desarrollo del capitalismo en la era post-Mao, un capitalismo que se
benefició en gran medida por las conquistas materiales y sociales del período
de Mao que habían tenido por objeto construir los cimientos del socialismo. Una
de las paradojas más amargas de la historia moderna china es que la revisión
maoísta del marxismo, una ideología que jugó un papel tan positivo en gestar
una revolución tan necesitada en la sociedad china, tuvo consecuencias humanas
tan trágicas cuando la doctrina fue revivida en la era post-revolucionaria.
Bibliografía:
v
Historiasdelsiglo20.org. El mundo comunista. Tomado de: http://www.historiasiglo20.org/HM/8-3a.htm
el 29 Septiembre 2014.
v
Gerardo Rodriguez Rodriguez. China maoísta. Tomado de: http://gerardo-rodriguez.net/asia/china-maoista/ el 29
septiembre 2014
v
Historiasdelsiglo20.org. La china de Mao Zedong. Tomado de: http://www.historiasiglo20.org/HM/8-3b.htm. El 29
septiembre 2014.
v
DEUTSCHER Isaac, El
maoísmo: Orígenes y perspectivas. Disponible en internet: https://www.marxists.org/espanol/deutscher/1964/maoismo.htm
el 29 Septiembre 2014.
v MEISNER Maurice. Marxismo, maoísmo, y la revolución china: Un comentario sobre el papel
de las ideas en la historia. Disponible en internet: http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-37/marxismo-maoismo-y-la-revolucion-china-un-comentario-sobre-el-papel-de-las- el 29 septiembre 2014
[1] DEUTSCHER Isaac, El maoísmo: Orígenes y
perspectivas. Disponible en internet: https://www.marxists.org/espanol/deutscher/1964/maoismo.htm el 29 Septiembre 2014.
[2] Ibidem.
[3] MEISNER Maurice. Marxismo, maoísmo, y la revolución china: Un
comentario sobre el papel de las ideas en la historia. Disponible en
internet: http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-37/marxismo-maoismo-y-la-revolucion-china-un-comentario-sobre-el-papel-de-las- el 29 septiembre 2014
[4] Ibidem
[5] Ibidem.
[6] Historiasdelsiglo20.org. La china de Mao Zedong. Tomado de: http://www.historiasiglo20.org/HM/8-3b.htm. El 29 septiembre 2014.
[7] Historiasdelsiglo20.org.
La china de Mao Zedong. Tomado de: http://www.historiasiglo20.org/HM/8-3b.htm. El 29 septiembre 2014.
[8] Ibidem.
[9] Ibidem.
[10] MEISNER Maurice. Marxismo, maoísmo, y la revolución china: Un comentario sobre el papel
de las ideas en la historia. Disponible en internet: http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-37/marxismo-maoismo-y-la-revolucion-china-un-comentario-sobre-el-papel-de-las- el 29 septiembre 2014
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