lunes, 8 de junio de 2015

Economía pre-capitalista en la economía colonial de América Latina.

El pre-capitalismo como lo dice su nombre, se refiere a las relaciones económicas que prevalecían anteriores a la etapa capitalista. Analiza aquellas formaciones sociales comunistas primitivas, las esclavistas, feudalistas; es decir las formaciones socioeconómicas que no recurrieron a la producción industrial, a la compra de fuerza de trabajo para obtener de ella plusvalía y a la acumulación de capital.[1]

En este ensayo, me remitiré al texto de Alexis Guardia “Feudalismo o Capitalismo en la historia Colonial de América Latina” el autor pretende explicar el uso de las categorías históricas para el periodo de la Colonia.

Muchas veces los términos «feudalismo» o «capitalismo» se emplean en forma equivocada, Guardia dice por ejemplo que , “cuando algunos historiadores usan el concepto de feudalismo, limitándolo sólo a las formas jurídicas y políticas que nacen del feudo, dejan en la sombra las relaciones que de hecho se establecen entre los productores directos y el señor feudal”[2].

Cuando el concepto de feudalismo se emplea en el sentido de la atomización del poder central y la delegación de jurisdicción en el feudo, entonces la caracterización del período colonial en América Latina no puede ser estrictamente feudal[3], pues la clase terrateniente nunca tuvo la plena jurisdicción sobre los campesinos; al contrario, la colonia se distingue, por la centralización de la administración colonial y una cierta autonomía del poder judicial.

Para Guardia, el concepto de capitalismo se entiende de forma equivocada  “cuando se le identifica exclusivamente con las relaciones de mercado o bien con la existencia de la moneda o el comercio. Se sigue de esta concepción que el feudalismo correspondería estrictamente a la economía natural.”[4]

El estudio de las funciones del mercado en el desarrollo histórico, y su eventual desaparición en formas sociales superiores, aún desconocidas históricamente, es, sin duda, una materia de gran relevancia en la investigación histórica. Sin embargo, esto último no invalida el supuesto de que las relaciones de mercado no definen necesariamente el carácter y contenido de las relaciones sociales que se establecen en la producción de un sistema económico. Ante esto, el autor dice:

“Si en la Antigüedad, en la Edad Media o en el período colonial una parte de la producción se destinaba al mercado, ello no es suficiente para caracterizarlos como sistemas capitalistas; incluso el feudalismo europeo clásico existió a partir del siglo XIII con un importante desarrollo del intercambio.”

El problema de la precisión de las categorías históricas mencionadas tiene importancia en la medida que ello influye no sólo en la manera de ordenar  y describir  de los hechos históricos, sino en las hipótesis que de ellas se derivan.
El empleo equívoco de estas categorías históricas no ha dejado de tener influencia en la joven historia económica latinoamericana, la mayoría de las veces a través de simplificaciones que no se compadecen con el necesario rigor entre hipótesis y realidad histórica:
 “la economía colonial en América Latina se aleja bastante de lo que hemos conceptualizado como régimen de producción capitalista, y aunque se acerca mucho más a lo que hemos definido como feudalismo, ello no impide que ciertas particularidades del desarrollo económico de la época configuren una variante del «feudalismo clásico»”[5]

Podemos acudir en este caso en la reflexión de Vitale:
“Para nosotros el descubrimiento, la conquista y la colonización de América fueron la expresión de un país que había roto las trabas del régimen de economía rural del medioevo. La conquista tuvo un sello capitalista: la explotación y comercialización de metales preciosos. El colonizador, a pesar de sus reminiscencias feudales, obliga a los indios a producir para el mercado europeo. La economía colonial no se estructura sobre la base de la economía natural de trueque, de la pequeña producción del feudo, sino que se fundamenta en la explotación de materias primas para el mercado internacional, en una escala relativamente amplia y mediante el empleo de grandes masas de trabajadores indígenas”[6]

Podriamos decir, que el periodo colonial sería por una parte, sería capitalista en cuanto cumple la característica de tener una economía tanto exportadora y feudal, en tanto que no existe la mano de obra asalariada.[7]

Otro aspecto importante en el que ondea Alexis Guardia, es en el imaginario de “propiedad privada”, si no caemos en el error de categorías al llamarlo así, pues,  el Estado monárquico español cedió a los particulares o a las empresas con financiamiento privado el derecho a descubrir y conquistar tierras, las que a su vez se incorporaban de derecho a la Corona. Naturalmente, la relación entre este Estado y la iniciativa privada se apoyaba en un sistema de premios y retribuciones; el conjunto de estos compromisos mercantiles estaban claramente detallados en una especie de contrato llamado capitulaciones.[8]

“Evidentemente, este tipo de empresa tiene un importante rasgo mercantil, aunque no exclusivo. Si consideramos el carácter de la formación social española […] que en buena medida condiciona el carácter de la expansión colonial, veremos que el objetivo comercial se combina con otros fines”[9]

En este caso, los historiadores podemos confundirnos a la hora de identificar fines de lucro o fines coloniales.
“…la empresa conquistadora tiene un doble carácter. Por una parte, son empresas mercantiles, y, por otra, son señoriales. Su rasgo común es la obsesión por los metales preciosos, cuestión completamente coherente con los atributos esenciales del período, a saber: el hambre de metales de las economías desarrolladas de Europa para hacer frente a la expansión de su comercio interno, y, por otra, la sobrevivencia de un sentido medioeval del atesoramiento”.[10]

Las empresas privadas que se implantaron en estas actividades exportadoras difícilmente pueden ser caracterizadas como empresas capitalistas, pues la organización de su producción y apropiación del excedente económico no se realiza en términos de la relación capital-trabajo asalariado, el capital comercial que se dirige hacia dichas actividades jamás pierde su naturaleza mercantil, pues este capital no organiza la producción en términos capitalistas, lo cual no significa la inexistencia de una ganancia, sino más bien señala la ausencia de plusvalía.[11]

“…la historiografía ha confirmado en diversos estudios que la mano de obra indígena empleada en la minería no ha tenido un carácter asalariado a lo menos por dos razones: primero, porque sus remuneraciones son pagadas en su totalidad en especies y no en dinero (harina, carne seca, tabaco, ropa, etc.), salvo para ciertas categorías de trabajadores en algunas regiones de México y sólo a fines del siglo XVIII. Segundo, porque no existió nunca movilidad de la mano de obra indígena; en general, ella fue obligada a permanecer en la zona minera a través del sistema de endeudamiento en productos que la propia empresa ponía en práctica. Es decir, no hubo fuerza de trabajo libre y, por tanto, no se puede hablar de mercado de mano de obra”[12].

Quisiera concluir este ensayo, de la misma manera que lo hace Alexis Guardia, con unas claras conclusiones finales:

Los argumentos que tradicionalmente se emplean para demostrar el carácter capitalista de la economía colonial no son suficientes pues olvidan  las relaciones sociales específicas que se anudan en el proceso de producción y apropiación del excedente económico, de este mismo modo, quienes han determinado que el feudalismo corresponde período colonial esta esquivado, pues no hay una  presencia hegemónica del capital mercantil, por lo que preferiría hablar de una variante más del modo de producción feudal.

Biografía:

L. Vitale. América Latina: ¿Feudal o capitalista?. Publicación docente Universidad de Concepción. Chile, 1969.

GUARDIA, Alexis. Feudalismo o Capitalismo en la historia Colonial de América Latina. En: Araucaria de Chile. 1978. Vol. N° 4. Disponible en internet: http://www.blest.eu/cs/guardia.html. Tomado el 2 Marzo 2014.

RODRIGUEZ, Brenda. Precapitalismo. Capitalismo manufacturero. Capitalismo industrial. Los peligros de Internet: Redes sociales. 14 Abril 2009. http://redessocialesriesgos.blogspot.com/2012/04/precapitalismo-capitalismo.html. Tomado el 2 de Marzo 2015.

GOMEZ, Moises. Los modos precapitalistas de producción. Slideshare. 16 Febrero 2011. http://es.slideshare.net/MoissGmez1/los-modos-precapitalistas-de-produccin. Tomado el 2 Marzo 2015.



[1] GOMEZ, Moises. Los modos precapitalistas de producción. Slideshare. 16 Febrero 2011. http://es.slideshare.net/MoissGmez1/los-modos-precapitalistas-de-produccin. Tomado el 2 Marzo 2015.



[2] GUARDIA, Alexis. Feudalismo o Capitalismo en la historia Colonial de América Latina. En: Araucaria de Chile. 1978. Vol. N° 4. Disponible en internet: http://www.blest.eu/cs/guardia.html. Tomado el 2 Marzo 2014.
[3] Ibidem.
[4] Ibidem.
[5] GUARDIA, Alexis. Feudalismo o Capitalismo en la historia Colonial de América Latina. En: Araucaria de Chile. 1978. Vol. N° 4. Disponible en internet: http://www.blest.eu/cs/guardia.html. Tomado el 2 Marzo 2014.
[6] L. Vitale. América Latina: ¿Feudal o capitalista?. Publicación docente Universidad de Concepción. Chile, 1969. Pág. 6.

[7] GUARDIA, Alexis. Feudalismo o Capitalismo en la historia Colonial de América Latina. En: Araucaria de Chile. 1978. Vol. N° 4. Disponible en internet: http://www.blest.eu/cs/guardia.html. Tomado el 2 Marzo 2014.
[8] Ibidem.
[9] Ibidem.
[10] Ibidem.
[11] Ibidem.
[12] GUARDIA, Alexis. Feudalismo o Capitalismo en la historia Colonial de América Latina. En: Araucaria de Chile. 1978. Vol. N° 4. Disponible en internet: http://www.blest.eu/cs/guardia.html. Tomado el 2 Marzo 2014. 

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