El pre-capitalismo como
lo dice su nombre, se refiere a las relaciones económicas que prevalecían
anteriores a la etapa capitalista. Analiza aquellas formaciones sociales
comunistas primitivas, las esclavistas, feudalistas; es decir las formaciones
socioeconómicas que no recurrieron a la producción industrial, a la compra de
fuerza de trabajo para obtener de ella plusvalía y a la acumulación de capital.[1]
En este
ensayo, me remitiré al texto de Alexis Guardia “Feudalismo o Capitalismo en
la historia Colonial de América Latina” el autor pretende explicar el uso
de las categorías históricas para el periodo de la Colonia.
Muchas veces los términos «feudalismo» o
«capitalismo» se emplean en forma equivocada, Guardia dice por ejemplo que , “cuando algunos historiadores usan el
concepto de feudalismo, limitándolo sólo a las formas jurídicas y políticas que
nacen del feudo, dejan en la sombra las relaciones que de hecho se establecen
entre los productores directos y el señor feudal”[2].
Cuando el concepto de feudalismo se emplea en el sentido de la
atomización del poder central y la delegación de jurisdicción en el feudo,
entonces la caracterización del período colonial en América Latina no puede ser
estrictamente feudal[3],
pues la clase terrateniente nunca tuvo la plena jurisdicción sobre los
campesinos; al contrario, la colonia se distingue, por la centralización de la
administración colonial y una cierta autonomía del poder judicial.
Para Guardia, el concepto de capitalismo se entiende de forma
equivocada “cuando se le identifica exclusivamente con las relaciones de mercado o
bien con la existencia de la moneda o el comercio. Se sigue de esta concepción
que el feudalismo correspondería estrictamente a la economía natural.”[4]
El estudio de las funciones del mercado en el desarrollo histórico, y su
eventual desaparición en formas sociales superiores, aún desconocidas
históricamente, es, sin duda, una materia de gran relevancia en la
investigación histórica. Sin embargo, esto último no invalida el supuesto de
que las relaciones de mercado no definen necesariamente el carácter y contenido
de las relaciones sociales que se establecen en la producción de un sistema
económico. Ante esto, el autor dice:
“Si en la
Antigüedad, en la Edad Media o en el período colonial una parte de la
producción se destinaba al mercado, ello no es suficiente para caracterizarlos
como sistemas capitalistas; incluso el feudalismo europeo clásico existió a
partir del siglo XIII con un importante desarrollo del intercambio.”
El
problema de la precisión de las categorías históricas mencionadas tiene
importancia en la medida que ello influye no sólo en la manera de ordenar y describir
de los hechos históricos, sino en las hipótesis que de ellas se derivan.
El empleo equívoco de
estas categorías históricas no ha dejado de tener influencia en la joven
historia económica latinoamericana, la mayoría de las veces a través de
simplificaciones que no se compadecen con el necesario rigor entre hipótesis y
realidad histórica:
“la
economía colonial en América Latina se aleja bastante de lo que hemos
conceptualizado como régimen de producción capitalista, y aunque se acerca
mucho más a lo que hemos definido como feudalismo, ello no impide que ciertas
particularidades del desarrollo económico de la época configuren una variante
del «feudalismo clásico»”[5]
Podemos acudir en este
caso en la reflexión de Vitale:
“Para nosotros el
descubrimiento, la conquista y la colonización de América fueron la expresión
de un país que había roto las trabas del régimen de economía rural del
medioevo. La conquista tuvo un sello capitalista: la explotación y
comercialización de metales preciosos. El colonizador, a pesar de sus
reminiscencias feudales, obliga a los indios a producir para el mercado
europeo. La economía colonial no se estructura sobre la base de la economía
natural de trueque, de la pequeña producción del feudo, sino que se fundamenta
en la explotación de materias primas para el mercado internacional, en una
escala relativamente amplia y mediante el empleo de grandes masas de
trabajadores indígenas”[6]
Podriamos
decir, que el periodo colonial sería por una parte, sería capitalista en cuanto
cumple la característica de tener una economía tanto exportadora y feudal, en
tanto que no existe la mano de obra asalariada.[7]
Otro
aspecto importante en el que ondea Alexis Guardia, es en el imaginario de
“propiedad privada”, si no caemos en el error de categorías al llamarlo así,
pues, el Estado monárquico español cedió a los
particulares o a las empresas con financiamiento privado el derecho a descubrir
y conquistar tierras, las que a su vez se incorporaban de derecho a la Corona.
Naturalmente, la relación entre este Estado y la iniciativa privada se apoyaba
en un sistema de premios y retribuciones; el conjunto de estos compromisos
mercantiles estaban claramente detallados en una especie de contrato llamado
capitulaciones.[8]
“Evidentemente, este tipo de empresa tiene un importante rasgo
mercantil, aunque no exclusivo. Si consideramos el carácter de la formación
social española […] que en buena medida condiciona el carácter de la expansión
colonial, veremos que el objetivo comercial se combina con otros fines”[9]
En este
caso, los historiadores podemos confundirnos a la hora de identificar fines de
lucro o fines coloniales.
“…la empresa conquistadora tiene un doble
carácter. Por una parte, son empresas mercantiles, y, por otra, son señoriales.
Su rasgo común es la obsesión por los metales preciosos, cuestión completamente
coherente con los atributos esenciales del período, a saber: el hambre de
metales de las economías desarrolladas de Europa para hacer frente a la
expansión de su comercio interno, y, por otra, la sobrevivencia de un sentido
medioeval del atesoramiento”.[10]
Las
empresas privadas que se implantaron en estas actividades exportadoras
difícilmente pueden ser caracterizadas como empresas capitalistas, pues la
organización de su producción y apropiación del excedente económico no se
realiza en términos de la relación capital-trabajo asalariado, el capital
comercial que se dirige hacia dichas actividades jamás pierde su naturaleza
mercantil, pues este capital no organiza la producción en términos
capitalistas, lo cual no significa la inexistencia de una ganancia, sino más
bien señala la ausencia de plusvalía.[11]
“…la historiografía ha confirmado en diversos
estudios que la mano de obra indígena empleada en la minería no ha tenido un
carácter asalariado a lo menos por dos razones: primero, porque sus
remuneraciones son pagadas en su totalidad en especies y no en dinero (harina,
carne seca, tabaco, ropa, etc.), salvo para ciertas categorías de trabajadores
en algunas regiones de México y sólo a fines del siglo XVIII. Segundo, porque
no existió nunca movilidad de la mano de obra indígena; en general, ella fue
obligada a permanecer en la zona minera a través del sistema de endeudamiento
en productos que la propia empresa ponía en práctica. Es decir, no hubo fuerza
de trabajo libre y, por tanto, no se puede hablar de mercado de mano de obra”[12].
Quisiera
concluir este ensayo, de la misma manera que lo hace Alexis Guardia, con unas
claras conclusiones finales:
Los argumentos que
tradicionalmente se emplean para demostrar el carácter capitalista de la
economía colonial no son suficientes pues olvidan las relaciones sociales específicas que se
anudan en el proceso de producción y apropiación del excedente económico, de
este mismo modo, quienes han determinado que el feudalismo corresponde período
colonial esta esquivado, pues no hay una
presencia hegemónica del capital mercantil, por lo que preferiría hablar
de una variante más del modo de producción feudal.
Biografía:
L.
Vitale. América Latina: ¿Feudal o
capitalista?. Publicación docente Universidad de Concepción. Chile, 1969.
GUARDIA,
Alexis. Feudalismo o Capitalismo en la historia Colonial de
América Latina. En: Araucaria de Chile. 1978. Vol. N° 4. Disponible en internet: http://www.blest.eu/cs/guardia.html. Tomado
el 2 Marzo 2014.
RODRIGUEZ,
Brenda. Precapitalismo. Capitalismo
manufacturero. Capitalismo industrial. Los peligros de Internet: Redes
sociales. 14 Abril 2009. http://redessocialesriesgos.blogspot.com/2012/04/precapitalismo-capitalismo.html. Tomado
el 2 de Marzo 2015.
GOMEZ, Moises. Los modos precapitalistas de producción.
Slideshare. 16 Febrero 2011. http://es.slideshare.net/MoissGmez1/los-modos-precapitalistas-de-produccin. Tomado el
2 Marzo 2015.
[1] GOMEZ, Moises. Los modos precapitalistas de producción. Slideshare. 16 Febrero 2011. http://es.slideshare.net/MoissGmez1/los-modos-precapitalistas-de-produccin. Tomado el 2 Marzo 2015.
[2] GUARDIA, Alexis. Feudalismo
o Capitalismo en la historia Colonial
de América Latina. En: Araucaria de Chile. 1978. Vol. N° 4. Disponible en internet: http://www.blest.eu/cs/guardia.html. Tomado el 2 Marzo 2014.
[3] Ibidem.
[4] Ibidem.
[5] GUARDIA, Alexis. Feudalismo
o Capitalismo en la historia Colonial
de América Latina. En: Araucaria de Chile. 1978. Vol. N° 4. Disponible en internet: http://www.blest.eu/cs/guardia.html. Tomado el 2 Marzo 2014.
[6] L. Vitale. América Latina: ¿Feudal o capitalista?.
Publicación docente Universidad de Concepción. Chile, 1969. Pág. 6.
[7] GUARDIA, Alexis. Feudalismo
o Capitalismo en la historia Colonial
de América Latina. En: Araucaria de Chile. 1978. Vol. N° 4. Disponible en internet: http://www.blest.eu/cs/guardia.html. Tomado el 2 Marzo 2014.
[8] Ibidem.
[9] Ibidem.
[10] Ibidem.
[11] Ibidem.
[12] GUARDIA, Alexis. Feudalismo
o Capitalismo en la historia Colonial
de América Latina. En: Araucaria de Chile. 1978. Vol. N° 4. Disponible en internet: http://www.blest.eu/cs/guardia.html. Tomado el 2 Marzo 2014.
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