martes, 11 de julio de 2017

Reseña: Gaitán y el populismo: ¿otros dos fantasmas colombianos? De Bernardo Congote.

Waili Tatiana Gamboa Martínez.

En América Latina el populismo tuvo una cobertura muy baja, pues las bases materiales y políticas no son favorables para gestar el fenómeno, o a lo sumo se llamaría “populismo multinacional”.[1]

Cardoso, por ejemplo, propone que las economías de enclave no permite que se instaure el populismo, solo esto sería posible hasta después del aparecimiento de la burguesía industrial y cuando el Estado tuviese sectores productivos propios.[2]

 En el caso colombiano, por ejemplo, “es probable que la iglesia católica se hubiera configurado como un centro de poder interno en los órdenes agrario (terratenencia significativa durante Encomienda y Hacienda) y financiero (terratenencia traducida a excedentes monetarios y subsidios estatales que alimentaron el capital y aparato financiero durante los siglos XIX y  XX)”[3] así como también tuvo un papel significativo en los ámbitos educativos y políticos, en este último, es innegable su influencia en las lógicas bipartidistas.
Los países sujetos a modos de producción agro exportadores “al contar con una base preliminar de racionalidad capitalista”[4] construyeron una estructura económica que permitía y promovía la participación de las clases medias y bajas, pues tenían sistemas electorales relativamente abiertos y Congote, resalta también la conservación del aparato militar libertador como factores que explican parte del populismo potenciador.

Por su parte, los países con economías de enclave no tenían esa potencia burguesa y se semejaban a los países agros exportadores por la conservación de un status importante para el aparato militar.

En el caso de Colombia, hay una excepcionalidad, la eliminación de los ejércitos libertadores, no contaba con estadios de desarrollo capitalista, tampoco había una política incluyente, hubo una precaria burguesa industrial, y una pobre visión económica exportadora. 

Hacia mediados del siglo XX hubo un fortalecimiento sindical en la región latinoamericana que habría introducido la conformación de unas clases medias dotadas de poderes de compra fuertes abriendo campo para la industrialización, urbanización y a condiciones mercantiles propias para ligarse al mercado global.

Pero, como hemos visto, Colombia es la gran excepción de la región y era precaria en el sindicalismo como resultado de una industria incipiente que no responde a los retos de la globalización. Congote dice: “…la sociedad colombiana no estaba ni ha estado madura para un experimento populista del corte clásico […] entre nosotros el populismo no ha sido sino otro fantasma más de los muchos que inspiran nuestra bucólica macondiana”.[5]

Bernardo Congote se concentra en una parte del trabajo en Gaitán, el que algunos consideran como el caudillo Colombiano y que algunos señal su asesinato como un punto nodal en la Violencia.

El plan de gobierno de Gaitan proponía que el Estado fundara sus propias fábricas y empresas, es decir, que su visión de que el Estado controlara la economía no se alejaba en lo absoluto de lo que perseguía  el bipartidismo clásico. Para autores como Poulantz: “No podría definirse populista un plan de gobierno que proclama “…que todo esfuerzo de desarrollo industrial…debe estar amparado por el Estado”.[6]

El gaitanismo es un vocero de los paradigmas pequeño burgueses liberales que generaba apaciguamientos sobre las tensiones de clase en defensa de mantener el status quo.




[1] CONGOTE Ochoa, Bernardo. Gaitán y el populismo: ¿otros dos fantasmas colombianos?
[2] Ibidem. Pág. 339.
[3] Ibidem. Pág. 341.
[4] Ibidem.
[5] Ibidem. Pág. 344.
[6] Ibidem. Pág. 349. 

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