Con exactitud, no sabría cuantas veces me he visto la película, pero debo decir, que siempre me atrapa y me emociono, como si fuera la primera vez que la estuviera viendo.
Su elenco no es de actores conocidos, acepción de Mélanie Laurent (Anne-Marie Jacquet), sin embrago, debo aplaudir el reparto de la película, el casting, sin duda, fue perfecto.
La película retrata los estereotipos, la picardia innata del gitano con su habilidad instrumental, el Ruso descomplicado, y el Judio que aprovecha cualquier momento para negociar.
Los amantes de la música clásica tendrán un banquete con el concierto para violín Opus 35 de Tchaikovsky.
Con cualquier descripción a la película me quedaría corta, sin duda, esta película, al igual que una canción para ser valorada debe ser escuchada, y un plato de comida para ser disfrutado debe ser probado, El Gran Concierto debe ser visto.
El Gran Concierto es una película con trasfondo ya que hace una crítica no sólo a las penurias que deben atravesar algunas orquestas del mundo, sino también a los estereotipos y los prejuicios por la religión o el origen.
Tchaikovsky era un maestro, pero también Radu Mihaileanu, el director de la película, él logro capturarme con su historia.
Debo decir por último, que esta película es la unión perfecta entre dos maestros y dos artes, la música y el cine.
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