Waili Tatiana Gamboa
Martínez.
“Robert
Darnton (nacido el 10
de mayo de 1939)
es un historiador estadounidense. Su énfasis está en la historia cultural
(especialmente en la historia del libro y la lectura) y es reconocido como uno de los mayores
expertos mundiales en el siglo XVIII francés.”[1]
En este capítulo, Darnton se introduce en la mente de
un burgués del siglo XVIII apoyándose en un documento que es la descripción de
Montpellier escrita en 1768 por un habitante anónimo de la clase media de esa
ciudad[2], un burgués, pero no como
lo entendemos hoy, sino como lo describían los diccionarios de la época, como
un hombre de ciudad.
El autor parecía orgulloso de su ciudad y por eso
describía cada centímetro de ella, por eso, para entrar a la conciencia de este
autor de Montpellier Darnton se concentra en la manera en como son descritos
los objetos que en ellos en sí, pues lo importante es ver la ciudad a través de
su observador.
En Montpellier las cosechas eran buenas, los precios
estables, y se trabaja a pequeña escala y la economía a pesar de la expansión que hubo a mediados
de siglo, la economía continuó siendo poco desarrollada.[3] El autor no sentía
simpatía por los riesgos , aumento de producción o alguna “…actividad que surgiera un espíritu moderno de empresa”, pues
claramente sus ideas sobre la economía eran bastantes conservadoras.[4]
Las familias más ricas dominaban la vida cultural y
social en Montpellier, y la élite era un grupo pequeño en la que todos se
conocían, pues la ciudad tenía pocos habitantes.
El autor en su descripción no empezó con la
demografía, economía y después la estructura social y cultural, empezó
escribiendo al obispo y al clero, continuó con las autoridades civiles, después
por los diferentes “estados” de la sociedad y sus costumbres, la descripción
como si fuese un desfile.[5]
El primer Estado (el clero) venia primero, empezando
con varias órdenes religiosas donde incluían una hilera de niños huérfanos,
esto, según Darnton era una demostración del compromiso de la ciudad de cuidar
a sus pobres y una súplica a Dios, pues se pensaba que los pobres estaban más
cerca de él.[6]
Después venía una cruz forjada en oro y plata señalando la llegada del Obispo y
del Santísimo.
Los cónsules que ocupaban los más altos cargos municipales de la ciudad marcaban el punto en
la procesión donde se unían las autoridades civiles y religiosas.
Los otros funcionarios importantes de la ciudad
continuaban la línea de marcha de acuerdo a su rango y dignidad. Primero venía
el gobernador de la provincia, generalmente un noble de sangre real, después
venían los ricos e importantes porque tenían autoridad sobre la mayor parte de
cobros de impuestos. La procesión terminaba con una larga fila de funcionarios
del juzgado menor o Présidial.[7] El autor describía como el
color y la tela de los vestidos tenían que ver con la posición y los ingresos
de quienes lo usaban.
El autor a estudiar describió a manera de desfile,
porque estos eran muy común en la época porque expresaban el orden corporativo
de una sociedad urbana[8] y enumeró todos los
títulos , privilegios, ingresos y funciones que estaban inscritos
implícitamente en el orden de la marcha. Sin embargo aunque el clero
predominaba en las procesiones tenía muy poco prestigio antes los ojos de los
observadores.[9]
La riqueza y posición social no estaba estrechamente
vinculado al código social, aunque en Montepiller los ciudadanos mostraban un
especial respeto por la riqueza.
La descripción a modo de desfile no podía expresar los
vínculos cambiantes del orden social por eso, el autor de Darnton cambia su
narración por “estados”(primer estado: el clero; segundo estado: nobleza;
tercer estado: resto de la población). Él, eliminó al clero, pues no
consideraba que tuviese una influencia en los asuntos cotidianos, y elevó a la
nobleza al primer estado.
El autor criticaba las exenciones de impuestos que
gozaban los nobles, pero su tono no era combativo, elogiaba el carácter
benévolo del gobierno. Este hombre no podía imaginar un cuerpo político
compuesto por individuos que eligen representantes o que participaran en
asuntos del Estado, pues él pensaba en términos de grupos corporativos.[10]
El autor creía que “la
gente común es naturalmente mala, licensciosa, e inclinada a la rebelión y al
pillaje”[11].
El autor le dedicó tiempo para describir las
diferencias de lenguaje, vestido, habitos de alimentación y de diversión,
volviendo su escrito en un tratado de costumbres y cultura, dando a entender
además que la ciudad no se dividía en tres estados, sino que tenia dos polos
hostiles: Patricios y plebeyos.[12]
Al autor le escandalizaba la difusión de la educación
en el tercer estado, según él porque iban a crecer los intelectuales y por ende
habría menos producción, pero para Darnton la preocupación tenía que ver con el miedo a que se perturbara las
fronteras entre cada estado.
El autor de Montpiller simpatizaba con la Ilustración,
estaba a favor de la tolerancia entre judíos y protestantes, la teología le
parecía una especulación vana. Para Darnton, este escrito va más allá de la
descripción, pues es una apología al modo de vida burgués.
Bibliografía:
DARNTON, Robert. La
gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa. Fondo
de cultura económica.
Robert
Darnton. Wikipedia. La enciclopedia libre. Tomado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Robert_Darnton el 11 de
Abril 2016.
[1] Robert Darnton. Wikipedia. La enciclopedia
libre. Tomado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Robert_Darnton el 11 de Abril 2016.
[2] DARNTON, Robert. La gran matanza de gatos y otros episodios
en la historia de la cultura francesa. Fondo de cultura económica. Pág.
109.
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