Waili Tatiana Gamboa Martínez
“Peter Burke (Londres, 1937) es
un historiador británico, especialista
en historia cultural moderna.
[…] Destacan, de entre su vasta obra, El
Renacimiento italiano o el
más reciente El Renacimiento europeo así como La
cultura popular en la Europa moderna. Renovó la historiografía con La
fabricación de Luis XIV, donde ponía en evidencia la interacción entre
política y representación del monarca absoluto. […]
Sus libros teóricos, Formas
de hacer Historia (colectivo)
y ¿Qué es la historia cultural?, aclaran muy bien los temas más
debatidos de la historiografía contemporánea.”[1]
La
historia cultural se redescubrió en 1970[2], y en libro, Peter Burke
nos habla precisamente de qué es la historia cultural y que hacen los
historiadores culturales. Para Burke, “el
historiador cultural accede a partes del pasado inaccesibles para otros
historiadores”[3], y ofrece la
solución para acabar con la fragmentación de la disciplina histórica en
diferentes especialidades como la población, la diplomacia, las mujeres, las
ideas, etc.
Hoy,
hay quienes hablan de “cultura” son los que antes hablaban de “sociedades”, lo
que ha provocado que cada vez resulte más difícil decir lo que no es cultura
pues los temas son amplios.
Una
solución que propone Burke al problema de la historia cultural es dejar de
pensar en los objetos de estudio para concentrarse en el método, pues los
historiadores culturales trabajan de manera intuitiva, unos trabajan con
métodos cuantitativos, otros describen sus trabajos como una búsqueda
significados, otros se centran en prácticas y las representaciones, otros
piensan que la historia cultural se trata de describir, y otros consideran que,
como la historia política debería presentarse como un relato.[4]
La
historia cultural ya se cultivaba en Alemania hace más de 200 años. De la
década de 1780 en adelante se encuentran historias de cultura humana o de la
cultura de regiones o naciones particulares.[6] En el siglo XIX el término
“cultura” se empleaba cada vez con más frecuencia en Gran Bretaña y en Alemania
(Los franceses preferían hablar de “civilización”)[7].
La
historia, según Burke puede dividirse en cuatro fases: la fase clase “clásica”,
la de la “historia social del arte” que comenzó en la década de 1930, el
descubrimiento de la historia de la cultura popular en la década de 1960 y la
“nueva historia cultural”.[8]
El
periodo de que va desde 1800 aproximadamente hasta 1950 fue la época de la que
cabría denominar historia cultural clásica.[9]
No es
casual que la historia cultural se desarrollará en el mundo de habla alemana antes
de la unificación de Alemania, pues la nación era una comunidad cultural más
que política. Los discípulos de Ranke sin embrago, consideraban la historia
cultural como de marginal o de aficionados por no basarse en documentos
oficiales de los archivos.[10]
Huizinga[11], en un ensayo publicado
de 1929 declara que el principal objetivo del historiador cultural consiste en
retratar patrones de cultura , es decir, “…describir
los pensamientos y los sentimientos característicos de una época y sus
expresiones o encarnaciones en obras literarias y artísticas”[12].
La
historia cultural especialmente en Alemania recibió contribuciones de
estudiosos que estaban al margen de la historia, como obras de sociólogo Max
Weber, que en una de sus obras hacia una explicación cultural del cambio
económico.
Burke,
resalta además que la llegada de un grupo de intelectuales de Centroeuropa
intensificaría la conciencia de la relación entre cultura y sociedad.[13]
La
historia cultural además, permitió el descubrimiento del pueblo, pues la idea
de “cultura popular” surgió a la par con “historia cultural”. Un ejemplo que
nos da Burke es The Jazz Scence de
Hobsbawm, donde no solo estudiaba la música, sino también el público que la
escuchaba, mencionando además el jazz como un negocio y como forma de protesta
social y política. Otro ejemplo, es La
formación de la clase obrera de Inglaterra de Thompson sino que examinaba
el lugar de la cultura popular en los cambios económicos y políticos.
Problemas de la historia cultural:
Burke
recomienda que “…la tentación a la que no
debe sucumbir el historiador cultural es la tratar los textos y las imágenes de
un periodo determinado como espejos, como reflejo no problemáticos de su
tiempo.”[14]
Burckhardt[15] considera que la historia cultural posee un “grado primario de certeza”[16]
pues la información con la que
cuenta es un material transmitido sin ninguna intención, sin embargo, no se
puede decir que son del todo desinteresadas, pues las novelas o cuadros no
estan libres de pasión o de propaganda.[17]
La
principal critica marxista del enfoque clásico de la cultura es que se haya “en
el aire”, “carente de contacto con cualquier
base económica o social”[18].
Una segunda critica es que los acusa de sobrestimar la homogeneidad
cultural y de ignorar los conflictos culturales. Es decir, que ser un
historiador marxista de la cultura tiene sus contradicciones, pues sería
ocuparse de la “superestructura”.
La
cultura implica una idea de tradición, de conocimientos y destrezas trasmitidos
de una generación a la siguiente, pero que por supuesto estan sujetos al
cambio. De la tradición Burke dice dos cosas “…la aparente innovación puede enmascarar la persistencia de la
tradición”[19] o de manera
inversa, “los signos externos de la
tradición puede enmascarar la innovación”[20].
El giro antropológico[21]:
Entre
1960 y 1970 la historia cultural recibió una fuerte influencia antropológica,
lo que se podría llamar “antropología histórica”, era de esperarse un encuentro
entre estas disciplinas al tratarse de precisamente un estudio de la cultura.
Antes,
la expresión cultura era para referirse a alta cultura, ahora se ha ampliado
para referirse a la vida cotidiana, las costumbres, los valores y los modos de
vida. Esta concepción sin duda se la debe la historia a la antropología y asi
mismo, la historia cultural se fortalece cuando se concibe como una “etnografía retrospectiva”[22]
El
encuentro entre historiadores y antropólogos inspiró innovaciones en temas como
el orientarismo, los estudios poscoloniales, y el feminismo.
La Nueva Historia Cultural (NHC)[23]:
El término
“cultural” la distingue de la historia intelectual, “…sugiriendo el acento en las mentalidades, las presuposiciones o los
sentimientos más que en las ideas o los sistemas de pensamiento”[24],
es una historia más imaginativa.
El
interés por la teoría es uno de los rasgos distintivos de la NHC.
Las
prácticas constituyen uno de los lemas de la NHC: “La historia de la práctica religiosa en lugar de la teología, la
historia del habla antes que la historia de la lingüística, la historia de la
experimentación más que de la teoría científica”[25].
Pero, paradójicamente, la historia de las practicas representa uno de los
ámbitos del trabajo histórico reciente que se ha visto más afectado por la
teoría social y cultural.[26]
La NHC
también posó su mirada en las representaciones, por ejemplo, la musicología o
la memoria.
En los
años 1980 y 1990, ciertos historiadores culturales se dedicaron a estudiar la
cultura material, lo que necesito la unión con arqueólogos, directores de
museos, especialistas en la historia de trajes y del mobiliario. Por ejemplo,
los códigos de vestir revelan códigos culturales, pues tras la ropa se puede
descubrir las mentalidades.[27]
Otro
ámbito de la NHC es la historia del cuerpo, esta se desarrolló a partir de la
historia de la medicina, es lo que llaman “el giro corporal”.[28]
Podemos
ver, que aunque han sido pocas las innovaciones metodológicas si se ha ampliado
el abanico de temas, pues es claro que “para
el historiador no hay temas banales”[29].
De la representación a la construcción:
La
“representación” es un concepto clave de la NHC, las imágenes y los textos
reflejan la realidad social.
Los
filósofos fueron los primeros y los científicos quienes comenzaron a cuestionar
las opiniones tradicionales acerca del conocimiento objetivo. Surge una fuerte
tendencia al “constructivismo” donde por ejemplo el feminismo ha encontrado un
espacio.
Las
categorías sociales, como la casta, la etnicidad o el género tratadas como
inamovibles hoy son consideradas flexibles.[30]
Ciertos
investigadores conciben el pasado como una construcción[31].
El
interés por la construcción de la identidad es un rasgo esencial de la NHC.
Crece el interés en los documentos personales, o sea, de textos redactados en
primera persona que adoptan formas de cartas, de crónicas de viajes, diarios o
autobiografías.
El
concepto de actuación o escenificación “elimina
la noción de una regla cultural prefijada,
sustituida por la idea de improvisación […] La improvisación en sentido literal
se ha analizado por extenso en una serie de investigaciones sobre la cultura
oral”.[32]
En la década de 1980 la idea de actuación o escenificación adoptó un
significado más amplio, y Burke lo llama “ocasionalismo”.
Con el
término “ocasionalismo” se refiere a “…un
tránsito del determinismo social a la
libertad individual, […] un alejamiento de la idea de reacciones prefijadas que
siguen reglas y a una aproximación a la noción de respuestas flexibles en
función de la “lógica” o de la “definición de la situación”.”[33]
A modo de conclusión: Criticas, límites y
posibles soluciones de la NHC[34]:
La
propuesta de la NHC parecía buena y novedosa, pero “por desgracia, la novedad es un activo cultural que se devalúa con
rapidez. Esta “nueva” historia cultural riene más de veinte años”.[35]
La NHC
ha suscitado críticas que han permitido un análisis alternativo de los
escenarios. “Una posibilidad sería el
“retorno de Burckhardt” […] un símbolo de renacimiento de la historia cultural
tradicional…”[36]. Una segunda
posibilidad es que la historia cultural exploré nuevos campos.
Un
posible futuro para la historia cultural es la reactivación de la historia de
la alta cultura, que aunque estuvo presente incluso en el auge de la cultura
popular. La alta cultura podría reformularse y coexistir con la cultura
popular.[37]
Los historiadores culturales
Un
segundo escenario predice la extensión de la historia cultural para abarcar
ámbitos como la política, la violencia y las emociones.
La
política y las culturas mantienen más de un vínculo. Podría describirse como
una política de la cultura. Los historiadores tanto políticos, como culturales
siempre han abierto un espacio para uno u otro.
“…La utilización de nuevos tecnicismos
suele ser un síntoma de un cambio de intereses o enfoques. El concepto de
“cultura política” es una expresión de la necesidad de conectar ambos
territorios, centrándose en las actitudes o presupuestos políticos de
diferentes grupos de personas y en las formas de inculcar dichas actitudes”.[38]
La
historia de la violencia atrae a los historiadores culturales y también se
espera trabajos sobre la limpieza étnica y sobre la “historia cultural del
terrorismo”.[39]
Y la
violencia, es respuesta de las emociones, y la mayoría de los historiadores no
han prestado suficiente atención a esto hasta fechas relativamente recientes.
Los
historiadores de las emociones se enfrentan a un dilema. “Han de decidir si son maximalistas o minimalistas, es decir, si creen
en la esencial historicidad o ahistoricidad de las emociones”[40].
El
interés de la historia de los sentidos va paralelamente con la historia de las
emociones. Por ejemplo, el olor y el sonido es sobre lo que más han escrito los
historiadores.
La NHC
pasa por tres problemas: La definición de cultura, el método y el peligro de
fragmentación.[41]
Además, de ser problemática la relación entre historia social y cultural.
Burke
propone “…reservar el término “cultural”
para la historia de fenómenos que parecen “naturales” como los sueños, la
memoria y el tiempo. Por otro lado, dado que el lenguaje y el humor son
obviamente artefactos culturales, parece más apropiado emplear el término
“social” para referirse a una aproximación particular a su historia”[42].
Bibliografía:
·
BURKE, Peter. ¿Qué es la
historia cultural? Paidos. España, 2006.
·
Jacob Burckhardt. Biografias y Vidas. La enciclopedia biográfica
en línea. Tomado de: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/burckhardt_jacob.htm el 30 Enero 2016.
·
Johan Huizinga. Biografías y vidas. La encicopedia biográfica en línea.
Tomado de: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/huizinga.htm el 30 de Enero 2016.
·
Peter
Burke. Wikipedia. La enciclopedia Libre. Tomado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Peter_Burke el 29
de Enero 2016.
[1] Peter Burke. Wikipedia. La enciclopedia Libre. Tomado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Peter_Burke el 29 de Enero 2016.
[11] “(Groninga, 1872 - De Steeg, 1945) Historiador holandés. Representa
una corriente historiográfica interesada en la historia de la civilización.
Inicialmente se había dedicado a los estudios literarios y filológicos, en
Groninga primero y en Leipzig después. Profesor de historia en el instituto de
Haarlem entre 1897 y 1905, en 1903 llegó a serlo, con carácter libre, de
historia de la civilización y de la literatura de Indonesia en la universidad
de Amsterdam.” Tomado de: Johan Huizinga. Biografías y vidas. La
encicopedia biográfica en línea. Tomado de: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/huizinga.htm el 30 de Enero
2016.
[15] “Basilea,
1818- id., 1897) Historiador de arte
suizo. Su análisis del redescubrimiento del hombre y del nacimiento de un nuevo
mundo figurativo, expuesto en su célebre libro La
cultura del Renacimiento en Italia (1860),
tuvo una notable influencia sobre la cultura europea. Es autor, además, de El
cicerone (1855), Historia
de la cultura griega (4
volúmenes, 1898-1902) yConsideraciones
sobre la historia universal (1905).”
Tomado de: Jacob Burckhardt. Biografias y Vidas. La
enciclopedia biográfica en línea. Tomado de: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/burckhardt_jacob.htm el 30 Enero 2016.
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