domingo, 29 de mayo de 2016

Reseña: Ciencias sociales, saberes coloniales y eurocéntrico de Edgardo Lander Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina de Anibal Quijano. En: La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas.

Waili Tatiana Gamboa Martínez.
En los debates políticos y en diversos campos de las ciencias sociales existen dificultades para formular alternativas teóricas y políticas a la primacía del mercado, cuya defensa más coherente ha sido formulada por el neoliberalismo. Estas dificultades se deben, en una importante medida, al hecho de que “el neoliberalismo es debatido y confrontado como una teoría económica, cuando en realidad debe ser comprendido como el discurso hegemónico de un modelo civilizatorio”[1]

La búsqueda de alternativas a la conformación profundamente excluyente y desigual del mundo moderno exige un esfuerzo de deconstrucción y cuestionamiento desde las ciencias sociales del carácter universal y natural de la sociedad capitalista-liberal.

En la antigüedad, la comprensión del mundo era  un asunto de estar en sintonía con el cosmos, como lo era para los pensadores griegos clásicos., hoy, el mundo se convirtió en lo que es para los ciudadanos el mundo moderno, un mecanismo “desespiritualizado” que puede ser captado por los conceptos y representaciones construidos por la razón.[2]

Con el inicio del colonialismo en América comienza no sólo la organización colonial del mundo sino también “la constitución colonial de los saberes, de los lenguajes, de la memoria  y del imaginario”. “Se da inicio al largo proceso que culminará en los siglos XVIII y XIX en el cual, por primera vez, se organiza la totalidad del espacio y del tiempo -todas las culturas, pueblos y territorios del planeta, presentes y pasados- en una gran narrativa universal”.[3]

Uno de los ejes fundamentales de ese patrón de poder es la clasificación social de la población mundial sobre la idea de raza, una construcción mental que expresa la experiencia básica de la dominación colonial,[4] una supuesta diferente estructura biológica que ubicaba a los unos en situación natural de inferioridad respecto de los otros.

Raza e identidad racial fueron establecidas como instrumentos de clasificación social básica de la población, pues las nuevas identidades históricas producidas sobre la base de la idea de raza, fueron asociadas a la naturaleza de los roles y lugares en la nueva estructura global de control del trabajo. Así, ambos elementos, raza y división del trabajo, quedaron estructuralmente asociados y reforzándose mutuamente, a pesar de que ninguno de los dos era necesariamente dependiente el uno del otro para existir o para cambiar. De ese modo se impuso una sistemática división racial del trabajo.[5] Así, cada forma de control del trabajo estuvo articulada con una raza particular.

El proceso que culminó con la consolidación de las relaciones de producción capitalistas y modelo liberal, hasta que éstas adquirieron el carácter de las formas naturales de la vida social, tuvo simultáneamente una dimensión colonial/imperial de conquista y/o sometimiento de otro continentes y territorios por parte de las potencias europeas.[6]

Las ciencias sociales tienen como sustrato las nuevas condiciones que se crean cuando el modelo liberal de organización de la propiedad, del trabajo y del tiempo dejan de aparecer como una modalidad civilizatoria en pugna con otras y adquiere su carácter  hegemónico.
Por el carácter universal de la experiencia histórica europea, las formas del conocimiento desarrolladas para la comprensión de esa sociedad se convierten en las únicas formas válidas, objetivas, universales del conocimiento. Las categorías, conceptos y perspectivas se convierten así no sólo en categorías universales para el análisis de cualquier realidad, sino igualmente en proposiciones normativas que definen el deber ser para todos los pueblos del planeta. “Estos saberes se convierten así en los patrones a partir de los cuales se pueden analizar y detectar las carencias, los atrasos, los frenos e impactos perversos que se dan como producto de lo primitivo o lo tradicional en todas las otras sociedades”.[7]

Uno de los ejes fundamentales de ese patrón de poder es la clasificación social de la población mundial sobre la idea de raza, una construcción mental que expresa la experiencia básica de la dominación colonial,[8] una supuesta diferente estructura biológica que ubicaba a los unos en situación natural de inferioridad respecto de los otros.

Raza e identidad racial fueron establecidas como instrumentos de clasificación social básica de la población, pues las nuevas identidades históricas producidas sobre la base de la idea de raza, fueron asociadas a la naturaleza de los roles y lugares en la nueva estructura global de control del trabajo. Así, ambos elementos, raza y división del trabajo, quedaron estructuralmente asociados y reforzándose mutuamente, a pesar de que ninguno de los dos era necesariamente dependiente el uno del otro para existir o para cambiar. De ese modo se impuso una sistemática división racial del trabajo.[9] Así, cada forma de control del trabajo estuvo articulada con una raza particular.

Las ciencias sociales han servido más legitimar el establecimiento de esta hegemonía occidental, con concepciones como que hay un patrón civilizatorio superior y normalizando estos discursos. 

“Las sociedades occidentales modernas constituyen la imagen de futuro para el resto del mundo, el modo de vida al cual éste llegaría naturalmente si no fuese por los obstáculos representados por su composición racial inadecuada, su cultura arcaica o tradicional, sus prejuicios mágico religiosos.”[10]

Hoy, desde América Latina se ha producido una amplia gama de búsquedas de formas alternativas del conocer, cuestionándose el carácter colonial/eurocéntrico de los saberes sociales sobre el continente, el régimen de separaciones que les sirven de fundamento, y la idea misma de la modernidad como modelo civilizatorio universal.

Bibliografía:
·        LANDER, Edgardo. La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. 2000. (Cap. Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina de Anibal Quijano). Disponible en Internet: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/clacso/sur-sur/20100708034410/lander.pdf tomado el 11 de Abril 2016.
·        LANDER, Edgardo. La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. 2000. (Cap. Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina de Anibal Quijano). Disponible en Internet: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/clacso/sur-sur/20100708034410/lander.pdf tomado el 11 de Abril 2016.



[1] LANDER, Edgardo. La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. 2000. (Cap. Ciencias sociales, saberes coloniales y eurocéntrico  de Edgardo Lander). Disponible en Internet: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/clacso/sur-sur/20100708034410/lander.pdf tomado el 11 de Abril 2016.
[2] Ibidem.
[3] Ibidem.
[4] LANDER, Edgardo. La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. 2000. (Cap. Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina de Anibal Quijano). Disponible en Internet: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/clacso/sur-sur/20100708034410/lander.pdf tomado el 11 de Abril 2016.
[5] Ibidem.
[6] LANDER, Edgardo. La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. 2000. (Cap. Ciencias sociales, saberes coloniales y eurocéntrico  de Edgardo Lander).  Disponible en Internet: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/clacso/sur-sur/20100708034410/lander.pdf tomado el 11 de Abril 2016.
[7] Ibidem.
[8] Ibidem.
[9] Ibidem.
[10] LANDER, Edgardo. La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. 2000. (Cap. Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina de Anibal Quijano).

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