Waili Tatiana Gamboa
Martínez.
La Revolución Francesa tuvo repercusiones tardías en la primera del
siglo XX pues varios grupos sociales que entran al espacio político se inspiran
en los ideales de la Revolución Francesa.
Según los autores, esto ocurre porque por la existencia de una economía
precapitalista y de unas capas medias y pobres que luchaban por no dejarse
aplastar por los procesos capitalistas como el surgimiento de la industria,
urbanización, nuevos patrones de consumo
expulsión de los campesinos de sus tierras, etc,[1] y, la
presencia de caudillos que desde varias vertientes ideológicas y políticas,
como la socialista, la anarquista, y el liberalismo radical que encarnan unos
supuestos políticos anticapitalistas donde se destacan la soberanía popular,
democracia, igualdad, lucha contra los monopolios y movimientos de masas
caracterizada por los sentimientos populares.[2]
La influencia ideológica de la Revolución Francesa en las clases
populares estuvo en el contexto de trasformación general que experimentó Latinoamérica
y la sociedad Colombiana especialmente entre 1920 y 1930. Después de 1917 el
continente latinoamericano fue terreno de varias movilizaciones sociales en el
que aparecían mezclados diversos discursos como el romanticismo, socialismo,
utópico, cristianismo, anarquismo y socialismo que plantearon la convergencia entre
democracia y lucha social[3] con una
característica de un sentimiento antinorteamericano.[4]
En el caso Colombiano se observa una estructura socio-económica y pautas
culturales que se resistían a desaparecer ante el empuje del capitalismo como
la permanencia de economías precapitalistas en las esferas productivas, y en el
plano ideológico pervivieron las naciones de la pequeña propiedad, lucha de los
monopolios y contra el capitalismo industrial y financiero.[5]
Los sectores populares en cierta forma estaban predispuestos a la acción
caudillista, por lo cual no sorprende que dirigentes de izquierda u
organizaciones progresistas de más impacto entre las masas hayan reproducido
viejas pautas de movilización política[6] donde
según los autores se refleja la influencia de la Revolución Francesa.
Renán y Aguilera estudian dos caudillos de dos polos opuestos. Raúl
Eduardo Mahecha y Jorge Eliecer Gaitán. El primero, un agitador de masas que
organizó grandes huelgas en la década de 1920 y cofundador del partido
Socialista Revolucionario y Gaitán, un Liberal que convocaba a las masas
populares urbanas en 1940[7] con un accionar
caudillista se acercaba a las formas más tradicionales y conservadoras, pues desconfiaba de las masas
y subestimaba su capacidad de lucha.[8]
Mahecha encarnó los movimientos obreros de las primeras décadas del
siglo. La forma de organización y lucha del momento no solo mostraba la
supervivencia de prácticas económicas como la de los campesinos y artesanos
sino que también se evidencia una organización donde no solo se encontraban
obreros agrarios, sino también colonos, aparceros y arrendatarios generando que
las reivindicaciones fueran muy amplias.
El movimiento social recibió diversas influencias ideológicas como los
que ya se mencionaron: el socialismo, cristianismo, liberalismo radical, y el
anarquismo, se mezclaban planteamientos de Tolstoi, Voltaire, Proudhon, Marx,
Lenin o Kropotkin.[9]
La idea era alcanzar la igualdad y libertad.
En 1919 las doctrinas de la Revolución Francesa se convirtieron en un
fundamento simbólico del Partido Socialista, para hablar de su bandera decían: “será roja como emblema de combate y el lema
libertad, igualdad y fraternidad”[10]
e incluso, muchas organizaciones obreras empezaban su himno con la
Marsellesa.[11]
Si bien para muchos el pensamiento de Mahecha era el “pensamiento social
universal” sin embrago, en la práctica era un pensamiento anarquista, pues
apoyaba la ““acción directa”, el rechazo
a formas de organización preestablecida y la repulsión a soluciones “pacificas”
que necesitan de la mediación estatal”.[12]
Cuando el liberalismo llegó al poder en Colombia, medio la protesta
popular con la adopción de la legislación laboral y el reconocimiento de los
sindicatos relegando liderazgos como Mahecha. Sin embrago, esto no quería decir
que el capitalismo se hubiese consumado, en el orden político y social los
logros democráticos del capitalismo fueron precarios.
Con los dos mismos partidos políticos de siempre, no existía nada
parecido a una democracia burguesa moderna y los intentos de la “Revolución en
marcha” (1934-1938) las dificultades que tenían las masas para alcanzar la
democracia social y política.[13]
Las acciones de Gaitán y su estilo de influenciar a las masas tiene sus raíces
en la manera en cómo se hace el paso de una sociedad tradicional a una moderna
capitalista. Gaitán tenía un espíritu anticapitalista y su principal crítica
radicaba en los procesos económicos y sociales que fomentaban el desarrollo del
capitalismo.
El pensamiento anticapitalista de Gaitán cuadraba con la defensa de la
pequeña propiedad, del tendero, el artesano.[14] Era de
un corte pequeño burgués pues revindicaba la posibilidad de un capitalismo
liberal protector de pequeños productores y propietarios.[15] El
radicalismo gaitanista tenía un cierto parecido con el pensamiento jacobino de
defender la pequeña propiedad citadina.
El discurso de Gaitán entonces tocaba a varios sectores no proletarios
como pequeños productores o propietarios mediante la denuncia de los
acaparadores y monopolistas.[16] La
línea de Gaitán estaba orientada más a defender el orden tradicional, en la
conservación del pasado que en avances futuros.[17]
Gaitán ponía al pueblo en el centro de las reivindicaciones, una idea
sin duda relacionada con la Revolución Francesa, él era populista, pero se
encuentra una contradicción, pues el populismo era una forma de legitimar en
sectores populares el capitalismo, pero el gaitanismo era anticapitalista.[18]
Gaitán, mezclaba en la ideal de pueblo tanto a obreros como a los
pequeños propietarios, pues para él las distinciones no eran un función al rol
económico o social sino en que eran lo opuesto al capitalismo.[19]
La fuerza de Gaitán para mover las masas radicaba en que él resaltaba
las peculiaridades raciales y de comportamiento como la honradez y el trabajo
del pueblo, y en que consideraba a estos la esencia y razón de la nación.
Valoraba a las masas como agentes activos de la historia.[20]
Esta exaltación racial usada por Gaitán, fue precisamente lo que los
sectores contrarios usaron: un ataque racial, que respondía a un contexto
latinoamericano, donde se le acusaba a las masas populares del freno de sus
países.
La lucha de Gaitán se inscribió en construir un país democrático donde
el pueblo tuviera una amplia participación “en
el manejo de sus propios destinos”[21]
para Mahecha y los socialistas eso implicaba construir una sociedad donde
obreros y trabajadores construyeran esa sociedad con una acción política
consecuente. Para Gaitán la lucha de la democracia implicaba superar las
contradicciones del capitalismo en el contexto del mismo.
Bibliografía:
·
VEGA Renán y AGUILERA
Mario. Ideal
democrático y revuelta popular: bosquejo histórico de la mentalidad política
popular en Colombia, 1781-1948 (Capítulo: Ideologías,
masas y caudillos en la transición al capitalismo). Instituto Maria Cano. 1991.
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