Este proyecto fue realizado con una visión Marxista, pueden encontrarlo completo, con el marco teorico y metodologico en: Ver - Descargar
Pueden encontrar la tesis que se produjo a partir de esta investigación aqui: https://arianaenacracia.blogspot.com/2020/10/acumulacion-por-desposesion-caso-de-la.html
“Yo pregunto a los
presentes Sino se han puesto a pensar
Que esta tierra es de nosotros
y no del que tenga más”
Víctor Jara, A desalambrar.
Introducción:
La acumulación por desposesión es un concepto del geógrafo marxista David
Harvey, consiste en el uso de métodos de la acumulación
originaria para mantener el sistema
capitalista, mercantilizando ámbitos hasta entonces
cerrados al mercado.
Mientras que la acumulación originaria supuso la implantación de
un nuevo sistema, según la teoría marxista, al desplazar al feudalismo,
la acumulación por desposesión tiene por objetivo mantener el sistema actual,
repercutiendo en los sectores empobrecidos la crisis de sobreacumulación del
capital[1].
El término, según David
Harvey, define los cambios neoliberales producidos en los
países occidentales desde los años 1970 hasta
la actualidad y que estarían guiados por: la privatización,
la gestión y manipulación de las crisis y redistribuciones estatales de la
renta. Los cambios se
manifiestan, entre otros, en la privatización de empresas y servicios públicos,
que tienen su raíz en la privatización de la propiedad comunal.
Muchas regiones de Colombia han sido
acaparadas para el uso de monocultivos, esta dinámica industrial referente a la
producción de palma desencadenó conflictos en torno a la concentración de la
tierra. Para 1994, en el Sur del Cesar se presentaba un área aproximada de
10.619 hectáreas[2] de palma sembrada. Aunque
la presencia de este complejo agroindustrial supondría el desarrollo de la
región, lo que se ha evidenciado a través de los años es que las dinámicas de
poder han agudizado los conflictos, debido a la victimización a la que
fueron sometidos obreros y campesinos.
En el caso de la hacienda Bellacruz,
el monocultivo de la palma de aceite ha sido el motivo para el desplazamiento
de las familias.
La historia del despojo en la Hacienda
Bellacruz en el Cesar, empieza en 1986 cuando 70 familias campesinas solicitan
la adjudicación de baldíos al INCORA. Estos predios se encuentran dentro de la
Hacienda La Gloria (anteriormente Bellacruz) y son propiedad de la familia
Marulanda.
Este
proyecto intentará identificar las luchas de clases
y contradicciones en torno al conflicto por la tierra en concordancia con la
actividad económica que se despliega en el Cesar alrededor de los monocultivos
de palma de aceite.
Antecedentes:
1. Cultivo de Palma de Aceite en el Cesar:
El
departamento del Cesar se encuentra ubicado en la costa norte de Colombia.
Posee una gran diversidad geográfica, en la parte norte se encuentran dos
cadenas montañosas; en primer lugar está la Sierra Nevada de Santa Marta siendo
está la montaña más alta junto al mar; y en segundo lugar está la serranía del
Perijá, que se extiende hasta los municipios que se encuentran al sur. Otro de
sus inmensos potenciales son las riquezas minerales que posee el departamento
con grandes yacimientos de carbón y con una explotación de petróleo.
El sur de Cesar se ha caracterizado por poseer tierras muy ricas y
fértiles para la agricultura, por encontrarse ubicado en el valle del río
Magdalena.
La economía de la región está sustentada en el sector agropecuario, el
comercio, la industria y la minería. La agricultura en mayor escala es
agroindustrial con las grandes extensiones de cultivos de palma aceitera,
además de algodón, arroz, sorgo y maíz tecnificado y en menor medida los
cultivos de autoabastecimiento o economías campesinas yuca, plátano, maíz y
fríjol. La ganadería es otro de los reglones importantes de la economía, se
caracteriza por ser extensiva. En cuanto a la industria se fabrican grasas,
aceites y productos lácteos.[1]
La palma aceitera se considera uno de los cultivos pilares en la
explotación agroindustrial; los principales cultivos de palma se localizan en
San Alberto y San Martín[2], esta
dinámica industrial referente a la producción de palma ha desencadenado conflictos
en torno a la concentración de la tierra, a las relaciones de explotación y a las formas de resistencia que han
protagonizado los pobladores de esta región. Los cultivos de palma se hicieron
sobre tierras que pertenecían a colonos y campesinos que poseían pequeñas
parcelas dedicadas a la agricultura de subsistencia.
Para 1994, en el Sur del Cesar se presenta un área aproximada de 10.619
hectáreas palma sembrada, o sea el 38% a nivel regional[3].
Aunque la presencia de este complejo agroindustrial supondría el desarrollo de
esta región lo que se ha evidenciado a través de los años es que las dinámicas de poder
han agudizado los conflictos, debido a la victimización a los campesinos.
En el Sur del Cesar, podemos identificar dos complejos agroindustriales
de la palma aceitera: uno, ubicado en San Alberto, Industria Agraria La Palma, Indupalma
y, el otro, en San Martín, Palmeras del Cesar. Ambas industrias han sido
creadas por inversionistas privados, muy ligados a la gran propiedad
terrateniente de la zona[4]. “Esta industria es oligopólica en cuanto a la
producción, a los precios, a las inversiones y a la generación de empleos”[5]. A
su vez, estas agroindustrias han sido escenario de pugnas tal como ha sido “notorio en estas empresas palmeras, las
violaciones a los derechos humanos de los trabajadores sindicalizados, por
grupos paramilitares y fuerzas armadas, que causan crímenes, torturas,
desplazamiento forzado, desapariciones de dirigentes y trabajadores de base”[6].
2. Conflicto de la Hacienda Bellacruz:
La historia del despojo en la Hacienda
Bellacruz en el Cesar, empieza en 1986 cuando 70 familias campesinas solicitan
la adjudicación de baldíos al INCORA. Estos predios se encuentran dentro de la
Hacienda La Gloria (anteriormente Bellacruz) y son propiedad de la familia
Marulanda.
Desde 1987, la familia Marulanda realiza
las gestiones necesarias para que mediante la resolución 0054 del 15 de abril
de ese año, se declare la zona como Reserva forestal protectora de la cuenca
alta del caño Alonso, en jurisdicción de los municipios de La Gloria y Pelaya,
ocupando una extensión de 485 hectáreas. Esta reserva coincide con la ubicación
de las familias campesinas en el predio Alonso dentro de la misma hacienda.[7]
En el año de 1995 el INCORA compra cuatro
lotes de la Hacienda Bellacruz que ocupan un total de 2.059 hectáreas. Los
campesinos manifestaron que dichos predios no cumplían con las condiciones que
les permitiera generar ganancias y adicionalmente sostuvieron que en dos de los
predios (San Carlos y Santa Helena) se encontraban aproximadamente 500
hectáreas de sabanas comunales.[8]
La Hacienda Bellacruz se construyó “…a consta de
la expropiación de los campesinos que ocupaban estos predios; para esto, la Familia Marulanda legitimó su derecho a estas
tierras a través de artimañas jurídicas, además de utilizar la represión
ejercida por la fuerza pública estatal y paraestatal para evitar que los
campesinos reclamaran sus derechos”[9]
Los campesinos habían ocupado el predio María Isidra
en los ochenta, un baldío adentro de Bellacruz y comenzaron a trabajarlo. Le
pidieron al Instituto de la Reforma Agraria de la época que les titulara este y
otros baldíos que sumaban 1.500 hectáreas en la misma finca, pero este no
accedió a su petición. “El Incora
prefirió comprarle otros terrenos a los dueños de la hacienda, la familia del
ex ministro Carlos Arturo Marulanda, a 339 pesos la hectárea, (equivalentes a
unos 400 dólares de 1995, cuando se realizó la compra)”[10]. Esos predios
comprados se llamaban San Antonio, Santa Helena, Los Cacaos y San Carlos y
sumaban 2.060 hectáreas. Con la convicción de que en cuestión de semanas ya
serían propietarios de esos predios, algunos campesinos se fueron a vivir a uno
de ellos. Pero pasaron los días y los títulos no les salían. Después se vino la
debacle: ‘Juancho Prada’ y sus paramilitares, en presunta complicidad con
Francisco Alberto Marulanda (hermano del ministro Carlos Arturo) sacaron a
varios campesinos corriendo de allí y ya no pudieron seguir sus gestiones ante
el Incora.[11]
El Estado les mintió, lo que
provoco que los campesinos se organizaran. La familia Marulanda, con el temor
de una posible movilización, usan como medidas de protección a la fuerza pública,
y medios no convencionales como el paramilitarismo que se fortalecía en los
ochenta.
Se desencadena una reacción criminal encabezada por
los paramilitares, en un principio contra las directivas de los sindicatos y
posteriormente sin discriminación alguna entre líderes, asociados y familiares.
“En la población de San Alberto las
ofensivas contra el movimiento del trabajo fueron sistemáticas, hasta el punto
de aniquilar definitivamente las organizaciones de trabajadores que fueron
reemplazadas por cooperativas de
trabajo asociado”. [12]
Durante los noventa, los campesinos logran que sean reconocidas jurídicamente por la
intervención del INCORA algunas tierras pertenecientes a la hacienda Bellacruz.
Sin embrago a pesar del aparente progreso jurídico, la época “se caracteriza por un proceso en círculo que
se describiría así: conquista de las tierras- arremetida paramilitar- desalojo
de las tierras”.[13] Sólo en este
sentido puede entenderse el desplazamiento de los campesinos en la
Bellacruz.
Entre febrero y marzo de 1996, un grupo paramilitar,
que actuaba con la complicidad y aquiescencia de las fuerzas armadas
colombianas, desalojó por la fuerza y violentamente a 287 familias campesinas
(casi 2.000 personas)[14] de las
tierras que ocupaban desde hacía diez años en la Hacienda Bellacruz,
departamento de Cesar, noreste de Colombia. Ni la policía ni las autoridades
militares con una base en la hacienda y en otros puntos cercanos hicieron nada
para impedir este acto ni para detener a sus autores.
Como resultado del conflicto, hasta 1997 los grupos
paramilitares habían matado o hecho desaparecer al menos 30 personas[15]; sin embargo,
de las 27 órdenes de detención dictadas por las autoridades judiciales
colombianas contra miembros de tales grupos, sólo dos habían sido detenidos, y
las personas relacionadas con el caso, en particular los líderes de los
campesinos y quienes tratan de ayudar a las familias, estaban (y están) en
riego de sufrir graves violaciones de derechos humanos.
Al negarse algunas familias campesinas a abandonar sus
tierras, los paramilitares, las golpeó, quemó sus casas y robando algunas de
sus pertenencias.[16]
Las agresiones
continuaron hasta las seis de la mañana del día siguiente, y a pesar de la
ubicación de un campamento militar situado a tres kilómetros de San Carlos, a
la presencia en la zona de policía y de fuerzas militares, a sólo seis kilómetros de allí, junto a la
hacienda, se encuentra la Base Militar del Batallón Héroes de Corea. La
comunidad manifiesta que no hicieron nada para impedir ni poner fin a los actos
de los paramilitares, ni tampoco para detener a los responsables.
A partir de esta fecha, las amenazas, y desapariciones
a líderes campesinos son sistemáticos, inclusive en la actualidad según
informes del Sistema de Alertas Tempranas (SAT) de la Defensoria del Pueblo del
Cesar, existen un “Grupo Antirrestitución de Tierras de la Costa Caribe”, que a
partir de panfletos a la comunidad y periodistas han frenado la reubicación de
las familias.
Desde que se produjeron los desalojos La hacienda
Bellacruz se ha convertido en una base paramilitar[17], “no es extraño encontrar que los hacendados
prestaban sus predios para el entrenamiento de paramilitares y en algunas de
ellas se hacían reuniones de las cúpulas de los jefes paramilitares; según un
documento de Minga, las grandes haciendas del Sur del Cesar han sido los
lugares más utilizados para el entrenamiento y la acción conjunta de militares
y paramilitares”[18].
Las autoridades colombianas y las familias expulsadas
han firmado tres acuerdos, con fecha del 21 de marzo, 12 de abril y 7 de junio
de 1996[19],
respectivamente. En ellos, las autoridades garantizaron, entre otras cosas, el
regreso o el realojo sin riesgos de las familias, la disolución de los grupos
paramilitares que actúan en la zona y el procesamiento de toda persona
implicada en las violaciones de derechos humanos cometidas en la Hacienda
Bellacruz, pero las victimas continuaban.
Hacia el 6 de junio de 1996
la acción paramilitar llevó a cientos de campesinos a desplazarse a la casa campesina
en Pelaya y luego hacia Bogotá y ocupar pacíficamente las instalaciones del
INCORA y de la Defensoría del Pueblo. Las peticiones de los campesinos eran,
según menciona Proyecto Colombia Nunca más, eran principalmente tres: “i) garantías para su retorno, ii) inversión
social y económica en la zona y, iii) titulación de tierras”[20].
El INCORA se negó a la titulación argumentando que las tierras reclamadas
pertenecían a la familia Marulanda, quienes eran dueños de más de 8.000
hectáreas[21]
de tierra en esta zona. El gobierno, firmó un acuerdo de retorno, pero al
regresar los campesinos fueron agredidos por medio de desapariciones forzadas,
torturas y asesinatos que Proyecto Colombia Nunca Más registra
que además fueron realizados por la fuerza pública en conjunto con grupos
paramilitares presentes en la región[22]. “Hacia finales de 1996 los campesinos fueron
desalojados de forma definitiva de la zona y reubicados en el departamento del
Tolima, en la hacienda La Miel en Ibagué y Cambujos en Armero Guayabal y Predio
la Cochinilla en Norte de Santander.”[23]
Gracias a la presión internacional que
ejercieron redes de solidaridad en Europa, Carlos Arturo Marulanda es obligado
a dejar su cargo como embajador y por gestiones del Juez Baltazar Garzón es encarcelado
en España durante 13 meses[24]. Una
vez es extraditado a Colombia para que responda por sus crímenes, el gobierno
de Álvaro Uribe Vélez a través del Fiscal General designado, lo deja en
libertad en menos de un mes de haber arribado al país.
“Tanto a Carlos
Arturo como a Francisco Marulanda se les iniciaron procesos judiciales por su
relación con grupos paramilitares”[25]. Sólo en contra de
Francisco Marulanda hubo una sentencia de fondo que lo declaró culpable, pero
en segunda instancia fue declarado inocente, aun cuando comandantes
paramilitares declararon la responsabilidad directa de los hermanos Marulanda
no sólo en los homicidios y desplazamientos de la hacienda Bellacruz, sino en
crímenes cometidos en toda la región del sur del Cesar, departamento en que se
encuentra ubicada la hacienda, ya que ésta sirvió como centro de operaciones de
los grupos paramilitares.
“16 años después de
ocurridas las graves violaciones a los derechos humanos en la hacienda
Bellacruz, los hechos se encuentran en la impunidad y sus máximos responsables
se encuentran en libertad. Sólo hasta el presente año se vuelve a abrir un
proceso en contra de Francisco Marulanda por el delito de desplazamiento,
siendo emitida una orden de captura que no se ha hecho efectiva, más por la
falta de voluntad de las autoridades que por las habilidades de este
delincuente para evadir la justicia”[26].
El caso de la Hacienda Bellacruz es un
caso emblemático en el la ley 1448 del 2011 de Reparación a víctimas y Restitución de tierras, y que aunque ya hay
una ley respaldándolos “…nos hemos visto enfrentados a los mismos obstáculos
que históricamente se han opuesto a nuestra permanencia en el territorio. Esto
es, la dilatación de los procesos jurídicos de restitución a través de todo
tipo de artimañas facilitadas por el control que ejercen sobre las
instituciones del Estado, quienes resultarían perjudicados de la devolución de
las tierras a los campesinos. También sufrimos la continuación de actores
armados en la región, grupos paramilitares ahora denominados “Ejércitos
Antirestitución” que irán en busca, como su mismo nombre lo indica, de todo
aquél que se atreva a reclamar tierras arrebatadas por estos mismos grupos, y
que de paso favorecen a los grandes inversores capitalistas que están
adelantando proyectos agroindustriales dentro de la hacienda Bellacruz, siendo
innegable su relación con los hechos”[27].
“La
creencia de los hacendados que la consolidación de los paramilitares traería el
progreso y el avance del capital agroindustrial, motivó el desalojo de la
región de todo aquel que no cooperara con el avance del proyecto
agroindustrial, al considerarlo como un síntoma de retraso y de insurgencia.
Con este pensamiento, se mueven todas las represiones al movimiento popular”.[29]
Es así como el
paramilitarismo en el Sur de Cesar operó de la misma forma que en las otras
subregiones que integran esta investigación, puesto que el nacimiento de estos
está ligado a grupos de autodefensa privados, que los terratenientes formaron y
financiaron con el fin de proteger sus tierras y garantizar que su política de
concentración de la tierra fuera posible.[30]
“Muchas
de las violaciones de derechos humanos que se cometen en la región tienen por
objeto impulsar y proteger los intereses de poderosos sectores económicos”[31] actualmente en Bellacruz se gesta un proyecto
agroindustrial que lidera Germán Efromovich.
“Lo
que está allí en ciernes no es poca cosa. De un lado, un grupo de 64 familias
campesinas, víctimas del conflicto armado, a quienes el Estado les reconoció el
derecho a tierras en esa zona desde hace más de una década, pero les ha quedado
mal. Del otro, un grupo empresarial encabezado por el renombrado empresario
dueño de Avianca, Germán Efromovich, dueños de La Gloria desde 2009, y
promotores de un gran proyecto de producción de palma aceitera que tendrá una
inversión de 160 millones de dólares y que busca sacar de la depresión
económica a esa golpeada zona.”[32]
“La
Dolce Vista compró las empresas de la familia Marulanda que eran dueñas de la
Hacienda la Bellacruz en 2008, por entonces una finca de 5.833 hectáreas que
ellos rebautizaron como Hacienda La Gloria. Pagaron por ella, según dijeron los
directivos de la empresa a VerdadAbierta.com, 22 millones de dólares, es decir
a 3.771 dólares la hectárea. En pesos colombianos, casi 8 millones de pesos la
hectárea.” En el estudio de títulos que realizaron para comprar esas tierras,
explicaron que no encontraron que hubiera allí baldíos, ni menos que hubiera
reclamaciones de campesinos sobre esas tierras.[33]
“…Los
títulos de las tierras no tienen ningún gravamen o problema. Tenemos toda la
documentación. Tanto, que el propio Estado nos aprueba una zona franca ahí y el
banco con garantía de la tierra nos presta una plata. Hicimos la tarea como
inversionistas y ciudadanos. Se hizo todo lo que se tenía que hacer”[34] responde
Efromovich.
El 22 de septiembre de 2009, La Dolce Vista registró
la finca que le compró a Marulanda (el lote independiente y los otros siete
lotes englobados) como la Hacienda La Gloria, con una extensión de 5.833
hectáreas
.
“Es
en esta finca de La Gloria y sus vecinas en el sur de Bolívar es donde La Dolce
Vista está desarrollando un proyecto agroindustrial ambicioso. “Ya tenemos
sembradas 5.000 hectáreas y estamos en el plan de sembrar las otras 2.000””[35], dijo el gerente de La Dolce Vista, Ramiro de Francisco
Reyes. “Estamos construyendo una planta
extractora, que empezará a operar en mayo de 2012 con una producción inicial de
30 toneladas por hora. En un plazo de cinco años queremos que sea una de las
plantas extractoras de aceite más grandes del país, con una producción de 90
toneladas por hora”.[36]
Con la primera visita técnica a los predios baldíos de
junio pasado, según dijo en oficio del pasado 11 de agosto la Subunidad de
Tierras, el Incoder está terminando de recopilar la información para comenzar
con un proceso de recuperación de los baldíos, que incluye notificar a todas
las personas y empresas que pudieran ser afectadas. Según el INCODER, la
recuperación tardará nueve meses.
La Dolce Vista le dijo a VerdadAbierta.com que hasta
el 29 de agosto no había sido informada sobre la existencia de un proceso de
recuperación, ni notificada de que en sus predios se hubiera llevado a cabo una
visita técnica
Planteamiento del problema:
En toda la historia de Colombia ha
habido acumulación de tierra, pero este fenómeno se debe ver según las
características de cada periodo y el modo de producción respectivo. La
acumulación de tierra a causas del modelo de desarrollo implantando ha sido uno de los detonantes
para el conflicto armado que atraviesa el país.
“Los planes de desarrollo nacional impulsan
megaproyectos extractivos con impactos en las condiciones ambientales y
sociales de muchos lugares del país con agricultura extensiva como la caña de
azúcar, represas hidroeléctricas como el Quimbo, extracción de minería como
Lomitas en el Cesar (carbón), minería de oro en Marmato y Zaragoza, entre otros
de los muchos casos existentes a lo largo y ancho de todo el territorio
nacional”[37]. Proyectos que vinculan al Estado, que actúa como
promotor y fiscalizador al aportar dineros del presupuesto nacional y las
corporaciones globales con intereses privados, de la que también se benefician
las organizaciones globales del sistema financiero. Repercusiones que van a
expresarse en las condiciones de miseria y pobreza para millones de
colombianos, así como en la destrucción del todo el ecosistema natural. Estas
son las borrosas fronteras del Estado y los grupos privados.
Muchas regiones de Colombia han sido
acaparadas para el uso de monocultivos, esta dinámica industrial referente a la
producción de palma desencadenó conflictos en torno a la concentración de la
tierra. Para 1994, en el Sur del Cesar
se presentaba un área aproximada de 10.619 hectáreas[38] de
palma sembrada. Aunque la presencia de este complejo agroindustrial supondría
el desarrollo de la región, lo que se ha evidenciado a través de los años es
que las dinámicas de poder han agudizado
los conflictos, debido a la victimización a la que fueron sometidos obreros y campesinos.
Varios documentos relacionan la
presencia de los paramilitares en esta región con esta modalidad de
cultivo, ya que estos han garantizado, a
través del ejercicio de la violencia la incursión del capital agroindustrial en
esta región. Llama la atención por
ejemplo, que Carlos Eduardo Reyes
Jiménez, director del Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (INCORA) en el
Cesar está preso por paramilitarismo[39], lo que
demuestra que en el caso de la hacienda Bella Cruz no solo están involucrados
grupos al margen de la ley, sino que también hay una complicidad por parte de
actores del Estado que actúan a favor del ministro de Hacienda del momento,
Carlos Arturo Marulanda, quien a pesar de las acciones de hecho y jurídicas de
los campesino resultó siendo el dueño de
la Hacienda y a favor también de los inversionistas para el cultivo de palma de
aceite.
El caso de la hacienda Bellacruz es
un ejemplo de desposesión forzada por paramilitares, hacienda que con el tiempo
sería usada para el cultivo de la palma de aceite e incluso como base de
entrenamiento paramilitar.
¿Por qué el monocultivo de palma de
aceite en el caso de la Hacienda Bellacruz en el Cesar en la década de los
noventa está relacionada con el paramilitarismo?
Justificación:
El caso de la Hacienda Bellacruz es un caso que vale la pena estudiarlo,
ya que es un caso que aún hoy en día está en la impunidad, pues aunque los
campesinos fueron trasladados a la hacienda La miel, no se hizo justicia. El
caso de la hacienda Bellacruz es un reflejo claro de la relación que hay entre
el estado y el paramilitarismo, además de ser un caso especial al verse
involucrado Carlos Arturo Marulanda, ministro en la época que permite reflejar
la dialéctica, lucha de clases e intereses por parte de los que están en el
poder con el Estado y las acciones de los campesinos.
El estudio de este
caso, permite además mencionar la lucha de los campesinos y campesinas y darle el
protagónico que se merece como una manera simple de hacerle honor a su
reivindicación del derecho a la tierra.
[1] Gobernación del Cesar. Cesar. Tomado
de: http://cesar.gov.co/c/index.php/es/opinformacdepto. 14 Noviembre 2014.
[2] Proyecto Colombia
nunca más. El Sur
del Cesar: Entre la acumulación de la tierra y el monocultivo de la palma.
[Apartes correspondientes al caso de la Hacienda Bellacruz]
[3] Proyecto Colombia
nunca más. El Sur
del Cesar: Entre la acumulación de la tierra y el monocultivo de la palma.
[Apartes correspondientes al caso de la Hacienda Bellacruz]
[5] Programa
de Desarrollo y Paz para el Magdalena Medio –PDPMM-. Aproximación a la realidad del
Magdalena Medio. pág. 34
[7] Con los pies por la
tierra. Cronología del despojo en la
finca Bellacruz. 5 de octubre de
2012. Tomado de: https://conlospiesporlatierra.crowdmap.com/reports/view/548. (7 Sep. 2014)
[8] Con los pies por la
tierra. Cronología del despojo en la
finca Bellacruz. 5 de octubre de
2012. Tomado de: https://conlospiesporlatierra.crowdmap.com/reports/view/548. (7 Sep. 2014)
[9] Proyecto Colombia
nunca más. El Sur
del Cesar: Entre la acumulación de la tierra y el monocultivo de la palma. (Pág. 1).
[10]
VerdadAbierta.com. Tierra prometida en La Bellacruz. Miércoles,
07 de septiembre de 2011. Tomado de: http://www.verdadabierta.com/component/content/article/158-captura-de-rentas-publicas/3530-tierra-prometida-en-la-bellacruz.
(06 Sep. 2014)
[11] Ibidem.
[12] Proyecto Colombia
nunca más. El Sur
del Cesar: Entre la acumulación de la tierra y el monocultivo de la palma.
[Apartes correspondientes al caso de la Hacienda Bellacruz]. (Pág. 2).
[13] Proyecto Colombia
nunca más. El Sur
del Cesar: Entre la acumulación de la tierra y el monocultivo de la palma.
[Apartes correspondientes al caso de la Hacienda Bellacruz]
[14]
Este dato es según el informe del Proyecto Colombia nunca más. El Sur del Cesar: Entre la acumulación de la
tierra y el monocultivo de la palma. [Apartes correspondientes al caso de la
Hacienda Bellacruz]. Ya que las cifras no son exactas, es de acarar
que esta es la cifra más elevada
encontrada en la investigación.
[15] Cifra de Amnistía
Internacional. Hacienda
Bellacruz: Tierra, violencia y fuerza paramilitar. 1997.
[18] Proyecto Colombia
nunca más. El Sur
del Cesar: Entre la acumulación de la tierra y el monocultivo de la palma.
[Apartes correspondientes al caso de la Hacienda Bellacruz].
[20]
Proyecto Colombia nunca más. El Sur
del Cesar: Entre la acumulación de la tierra y el monocultivo de la palma.
[Apartes correspondientes al caso de la Hacienda Bellacruz].
[23]
Proyecto Colombia nunca más. El Sur
del Cesar: Entre la acumulación de la tierra y el monocultivo de la palma.
[Apartes correspondientes al caso de la Hacienda Bellacruz]. Pág. 4
[24] Asociación EntreTodos-France, Mémoire des Luttes.
Entrevista con los líderes campesinos
Fredy Antonio Rodríguez Corrales y David Alirio Uribe Laverde. Paramilitarismo
y megaproyectos en Colombia: el caso “Bellacruz”. Tomado de: Tomado de: http://www.medelu.org/Paramilitarismo-y-megaproyectos-en.
(7 Sep. 2014)
[28] VerdadAbierta.com. Las trampas de
Bellacruz. Lunes, 01 de agosto de 2011.
Tomado de: http://www.verdadabierta.com/nunca-mas/3424-las-trampas-de-bellacruz. (06 Sep. 2014)
[29]
Proyecto Colombia nunca más. El Sur
del Cesar: Entre la acumulación de la tierra y el monocultivo de la palma.
[Apartes correspondientes al caso de la Hacienda Bellacruz]. Pág. 1.
[30] Ibidem.
[32] VerdadAbierta.com. Tierra
prometida en La Bellacruz. Miércoles, 07 de septiembre de 2011.
Tomado de: http://www.verdadabierta.com/component/content/article/158-captura-de-rentas-publicas/3530-tierra-prometida-en-la-bellacruz. (06 Sep. 2014)
[33] Ibidem.
[34]
Ibidem.
[36] VerdadAbierta.com. Tierra
prometida en La Bellacruz. Miércoles, 07 de septiembre de 2011.
Tomado de: http://www.verdadabierta.com/component/content/article/158-captura-de-rentas-publicas/3530-tierra-prometida-en-la-bellacruz.
(06 Sep. 2014)
[37] URIBE Castro,
Hernando.
Acumulación por desposesión en
Colombia. Centro
Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana, CIER. Universidad
Autónoma de Occidente. Tomado
de: http://elpueblo.com.co/acumulacion-por-desposesion-en-colombia/
el 29 Octubre 2014.
[38] Proyecto Colombia
nunca más. El Sur
del Cesar: Entre la acumulación de la tierra y el monocultivo de la palma.
[Apartes correspondientes al caso de la Hacienda Bellacruz]
·
Verdad Abierta. Carbon y sangre en las tierras de Jorge 40. Tomado
de: http://www.verdadabierta.com/despojo-de-tierras/2816-carbon-y-sangre-en-las-tierras-de-jorge-40
el 23 Octubre 2014 el 23 Octubre
2014
·
Razón Pública. INCODER: El otro collar de perlas finas. Tomado
de: http://www.razonpublica.com/index.php/regiones-temas-31/1536-incoder-el-otro-collar-de-perlas-finas.html
el 23 Octubre 2014
·
El Tiempo.La toma 'para' al
Instituto Colombiano de Desarrollo Rural, Incoder. Tomado de: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-8407920
el 23 Octubre 2013
·
“…La absolución es
independiente del proceso disciplinario en el que la Procuraduría Regional lo
destituyó e inhabilitó por 15 años por falta gravísima a título de dolo, bajo
la imputación de cargos por presunta colaboración con grupos paramilitares,
generar desplazamiento forzado, adjudicar tierra sin atender los criterios de
ley y promover reforma agraria en personas que no eran sujeto de estos
beneficios, en aparente complicidad con grupo de Autodefensas, actuaciones
intimidatorios que presionaron la venta obligada de predios, decisión que está
apelada ante una Procuraduría Delegada.” Radio Guatapurí. Absuelto director de INCODER en el Cesar. Tomado de: http://radioguatapuri.com/RG/index.php?option=com_content&view=article&id=2782:absuelto-director-del-incoder-en-el-cesar&catid=39:judicial&Itemid=55 el
23 Octubre 2014.
[1] Entrevista con
David Harvey. Nuevo imperialismo y cambio social: Entre el despojo y la recuperación de los bienes
comunes. Tomado
de: http://www.herramienta.com.ar/entrevistas/entrevista-con-david-harvey-nuevo-imperialismo-y-cambio-social-entre-el-despojo-y-la-rec.
(7 Agosto 2014).
[2] Proyecto Colombia
nunca más. El Sur
del Cesar: Entre la acumulación de la tierra y el monocultivo de la palma.
[Apartes correspondientes al caso de la Hacienda Bellacruz]
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