Waili Tatiana Gamboa Martínez.
“Immanuel Wallerstein (New York, 1930) Sociólogo e historiador
estadounidense quien inspirado en los
trabajos del historiador Fernand Braudel desarrollo el concepto de “economía-
mundo capitalista” en el que se sostiene la necesidad de analizar el
capitalismo de forma unitaria y con perspectiva histórica, es decir las
relaciones entre centro, periferias y semiperiferias como partes de un único
sistema mundial dentro del cual se da también el fenómeno de la división del
trabajo entre países explotadores, explotados e intermedios. Entre sus obras
destacan Cambio Social (1966), el moderno sistema mundial (3 vols, 1974- 1980),
Economía del mundo capitalista (1983), El Capitalismo Histórico (1988), Raza,
Nación y Clase (1991) y El Futuro de la civilización capitalista (1997).”[1]
En
el libro Abrir las ciencias sociales Wallestein
señala que los acontecimientos históricos tienden a modificar las estructuras
culturales de cada época obligando a realizar una reevaluación de la visión que
se tiene del conocimiento ya que los nuevos contextos obligan a buscar formas
de conocimiento que respondan a esas nuevas condiciones.
El siglo XIX es
esencial para las ciencias sociales pues es durante este siglo se da la
disciplinarización y profesionalización del conocimiento. Esto dio como
resultado dando el reconocimiento de
cinco disciplinas como ciencias sociales: Historia, economía, sociología,
ciencia política y antropología.[2]
Después
de la segunda guerra mundial, Wallerstein señala tres elementos que originaron
los cambios en las ciencias sociales: 1) Los cambios en la estructura política
en el mundo, 2) La expansión demográfica y de capacidad productiva durante el
periodo de la posguerra, 3) La expansión del sistema universitario[3] abriendo el interrogante “¿Qué tipo de ciencia social debe de
construirse en la actualidad?”.
Y es
para responder la anterior pregunta donde en La
incertidumbre del saber Wallerstein en respuesta a los cambios dados
desde la década de los setentas con relación a la ciencia y a la forma de enfrentarse
a los objetos de estudios señala la importancia de empezar a plantearse la
transdiciplinaridad dentro de las ciencias sociales como una forma necesaria
para entender en toda su extensión la realidad.
En Las incertidumbres del saber Wallerstein
subraya cómo la visión predominante de la ciencia desde 1850, hasta un poco
después de 1945, ha sido la de un cientificismo que como una ideología de la
ciencia, puso a circular sus dogmas centrales que rezaban sobre el carácter
desinteresado de la ciencia predicando que el conocimiento científico es
sinónimo de verdad. Es en este periodo de tiempo que esta visión de la verdad
reino no solo en las ciencias naturales sino también en las ciencias sociales.
Con esta visión, el positivismo.[4]
El
resultado fue la disciplinarización;
la trimodalidad de ciencias naturales, ciencias humanas y ciencias sociales.
Las primeras, a su vez, se subdividieron en las conocidas ciencias físicas,
químicas y biológicas; las humanidades en filosofía, literatura y arte, y las ciencias
sociales fueron desmembradas en economía, ciencia política, sociología e
historia. A Partir de ello se establecieron los modos
de hacer ciencia además de la organización del conocimiento en disciplinas.[5]
Wallerstein entiende
las disciplinas de 3 formas: 1) Como categoría intelectual que hace referencia
a la existencia de campos de estudio. 2) A estructuras institucionales y 3) A
una cultura, es decir, un conjunto de valores que son comunes entre los
miembros de una comunidad disciplinar o científica.[6]
Para Wallerstein la la justificación
disciplinar entraron en crisis desde la
segunda mitad del siglo xx. Como sea, hoy ya metidos en un nuevo siglo y un
nuevo milenio, la visión determinista, disciplinar y cientificista del
conocimiento es insostenible, pues hay una crisis de paradigmas, una
emancipación frente al colonialismo y estamos en un mundo globalizado.
“La
ciencia cambia su perspectiva, en la actualidad se mimetiza en la complejidad
para observarla, pero, sobre todo, para aceptar el desafío de la
incertidumbre”.[7]
Wallerstein señala la
necesidad de tener en cuenta cuatro procesos dentro de la reestructuraciónque debe
vivir las ciencias sociales: 1) Se debe dar una expansión de las instituciones,
permitiendo la congregación de estudiosos de diferentes disciplinas que trabajen
puntos en común y urgentes. 2) El establecimiento de programas de investigación
3) Nombramiento de profesores de manera conjunta con el objetivo de vincularlos
no a un solo departamento sino a dos, uno de donde haya sacado su título y el
otro donde haya trabajado algún tema de su interés, 4) Trabaja conjunto para
los estudiantes de posgrado permitiéndoles tomar cursos no solo en su
respectivo departamento sino también en otro con el fin de alimentar el
conocimiento recibido.[8]
Bibliografía:
·
WALLERSTEIN,
Immanuel. Las Incertudumbres del Saber. Barcelona: Gedisa, 2005.
·
WALLERSTEIN, Immanuel. Abrir
las Ciencias Sociales: Informe de la Comisión Gubenkianpara la restructuración
de las Ciencias Sociales . Ciudad de México: Editorial Siglo XXI. Universidad
Autonóma de México & Centro de Investigaciones interdisciplinares de la
Universidad Autonóma de México , 2007.
·
Immanuel Wallerstein. Biografias y vidas. Tomado de: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/w/wallerstein.htm el 7 de Marzo 2016.
[1] Immanuel Wallerstein. Biografias y vidas. Tomado de: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/w/wallerstein.htm el 7 de Marzo 2016.
[2]WALLERSTEIN,, Immanuel. Abrir las Ciencias Sociales: Informe de la
Comisión Gubenkianpara la restructuración de las Ciencias Sociales . Ciudad de
México: Editorial Siglo XXI. Universidad Autonóma de México & Centro de
Investigaciones interdisciplinares de la Universidad Autonóma de México , 2007.
[8] WALLERSTEIN, Immanuel. Abrir las Ciencias Sociales:
Informe de la Comisión Gubenkianpara la restructuración de las Ciencias
Sociales . Ciudad de México: Editorial Siglo XXI. Universidad Autonóma de
México & Centro de Investigaciones interdisciplinares de la Universidad
Autonóma de México , 2007.
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